Reinventa tus piezas antiguas y búscales una nueva función. Con pocos cambios puedes adaptarlas a su nueva vida. Te damos algunas ideas que puedes readaptar a tu propia casa.
De tocinera a mesa de centro
Su origen. Las mesas tocineras se usaban para amasar, hacer embutidos o servir la comida. Se hacían a mano con tablones de pino curado.
Menos es más. Si tienes una mesa antigua, basta con cortar las patas a la altura deseada, lijarlas y colocar un fieltro para que no rayen el suelo.
Mide el espacio. Asegúrate de que la mesa de centro queda proporcionada. Para que sea cómoda debe estar a unos 40 cm del sofá.
Los cajones. Lija las guías para que abran y cierren con suavidad. Fija los topes del fondo para que queden igualados.
Un vajillero que fue un mostrador
El cristal. Si está roto cámbialo, pero si tiene rayadas o burbujas déjalo: son las marcas de su autenticidad.
Restaura. Una posibilidad es incorporar papel pintado. Es un buen modo de ocultar las imperfecciones y rebajar el peso de una pieza oscura.
Cesto para libros
Tenlo cerca de la zona de lectura. Cuando no lo uses, guárdalo bajo un mueble. No lo elijas muy grande para que sea fácil de trasladar.
Un baúl, el perfecto auxiliar
Búscale la mejor ubicación: junto al sofá, como mesa de centro o a pie de cama.
Puesta a punto. Acentúa su color con una capa de cera o barniz. En el interior, una mano de goma cerrará el poro.
Para almacenar: revistas, cojines o mantas. No llenes mucho su superficie para que sea cómodo abrirlo.
Los herrajes. Puedes intensificar su color con un esmalte para forja. Con un poco de aceite irán más finos.
Un práctico cabecero de doble cara
Sus medidas. De unos 200 cm de ancho por 110 de alto será perfecto como base de una cama. Y un fondo, de unos 40 cm, es ideal para funcionar como armario, por ejemplo, para guardar toallas y productos.
Separador. Un mueble de este tipo, con dos funciones, permitirá ubircarlo en en el centro de la estancia, permitiendo la comunicación visual y el paso de la luz entre el dormitorio y la otra estancia.
Al natural. Si la pieza está en buen estado, vale la pena mantener los colores originales.
Una mesa a modo de bajolavabo
Antes de empezar, ten en cuenta que perderás una parte del cajón para poder pasar el desagüe del lavamanos.
La encimera. Protégela de las salpicaduras con un material sintético o un barniz epoxi que repele el agua.
El toque final. Decapa la mesa y cámbiale los pomos y el bajolavabo ya está listo.
En poco metros. Empotra la grifería a la pared y decántate por un lavamanos tipo bol.
De cómoda a mesilla
Es un buen modo de aprovechar una cómoda baja. Es decorativa y ganas almacenaje. Debe ser unos 25 cm más alta que la cama.