¿Ya no vives en un piso de estudiantes, pero sigue pareciendo el plató de una peli de juergas universitarias? ¡Despierta! Has crecido (no, no es tan trágico) y tu piso debería hacerlo también. Y no hablamos de metros... Descubre cómo deshacerte decorativamente de los añorados 20. Puestos a que tu piso hable de ti, ¡que lo haga de la versión más actualizada!
1. Ventanas sin cortinas
Las cortinas no solo visten sino que también ayudan a regular la luz, preservan la intimidad y decoran. ¡Ya no hay excusa que valga! Las hay de muchos tipos y para todos los bolsillos, pues hoy en día grandes firmas de decoración -como Ikea o Leroy Merlin- venden cortinas ya confeccionadas a precios muy económicos. Solo tendrás que hacerles los bajos para ajustar el largo. ¡Y sin necesidad de coger ni aguja ni hilo! Se venden unas cintas adhesivas de doble cara que con pasar la plancha se adhieran. Lo dicho: se terminaron las excusas.
2. Tristes bombillas en lugar de lámparas
¿Cuánto tiempo lleva esa desamparada bombilla colgando del cable en el comedor? Desde la mudanza. Ya. Pero de eso hace... ¿dos años? Quizás llegó la hora de buscarle compañía. Gracias a internet podrás dar con la lámpara perfecta para tu comedor sin moverte del sofá. La mayoría de firmas de iluminación y decoración tienen su catálogo de productos online, con información detallada de medidas, material, precio... ¿Nuestro consejo? Haz una primera selección por internet para ir viendo qué tipo de modelo te gustan más y, una vez tengas claro qué te gusta (y qué no), lánzate a la calle. Así ya habrás hecho un primer paso y te resultará más fácil y rápido hacerte con tu lámpara ideal.
3. Cortina de ducha: es hora de poner una mampara
Tener una cortina de ducha podía no suponer ningún engorro con 20 años. Poco importaba que la barra se descolgara mientras nos duchábamos, que el plástico se pegara al cuerpo o que siempre se formaran charcos en el suelo del baño. Pero ahora empieza a importar. Y molestar. Así que ha llegado el momento de cambiarla por una mampara. Ganarás confort, practicidad y seguridad. Al elegirla, prima la calidad de la perfilería –de aluminio o acero inoxidable– y del vidrio –securizado y con espesores de entre 4 y 8 mm–. Además, con un acabado antical facilitarás su mantenimiento. Más ideas para actualizar tu baño, aquí.
4. Ropa guardada de cualquier manera
Cuando vives solo y tu ropa preferida se puede contar con los dedos de una mano puedes permitirte el lujo de tener el armario desaprovechado y la ropa guardada sin ton ni son. Pero cuando el desorden y la falta de espacio empiezan a ser un problema, ha llegado el momento de ponerse manos a la obra.
Hay muchos accesorios para complementos y compartimentos con divisiones para organizar los cajones que te ayudarán a tener a punto de revista tu armario, sobre todo lo más pequeño, que es lo que más se desordena: ropa interior, calcetines, cinturones, corbatas, fulares, guantes... En este vídeo te damos más tips para ordenar el armario y decir adiós al caos.
5. Un sofá pelado (sin un solo cojín)
Entre atiborrarlo de cojines y que esté vacío hay un abismo que vale la pena salvar. Colocando varios cojines en el sofá, el salón no solo se verá más y mejor vestido, sino que ganará en confort. Para dar con la justa medida (ni quedarse corto ni pasarse), lo ideal es colocar un cojín más que el número de plazas que tenga el sofá y elegirlos proporcionales a sus dimensiones. Si quieres darle un look más dinámico e informal a la composición, combina cojines de diferentes formas y texturas como te enseñamos en este vídeo.
6. Libros amontonados: búscales un sitio
Si para ir de un punto A del salón a un punto B tienes que sortear montañas de libros como si de una carrera de obstáculos se tratara, debemos felicitarte por su buen hábito de lectura... pero también aconsejarte que pongas una librería en tu vida. ¿No tienes mucho espacio? Aprovecha el hueco bajo la ventana con una librería a medida o apila los libros en horizontal con un diseño tipo columna muy minimalista pero muy capaz: con una altura de unos 200 cm, puede acoger más de 70 libros. ¡Y te cabe en cualquier rincón! Aquí tienes muchas más ideas para colocar una librería incluso en los rincones más insospechados.
7. Una terraza a modo de trastero. ¡Libérala y disfrútala!
Quién tiene una terraza tiene un tesoro. Así que tenerla desaprovechada o acumulando trastos es casi casi... una herejía. ¡Destrasterízala y recupérala! Resérvate un fin de semana y ponte manos a la obra. Primero, haz limpieza. A fondo y sin piedad. Si aún así necesitas espacio para guardar tus cosas, valora alquilar un trastero. Los hay desde 1 m2 y a precios muy competitivos. Piénsalo: por muy poco dinero, ganas una terraza. ¡Y sin cambiarte de casa! Si crees que tu terraza es demasiado pequeña como para intentar sacarle partido, aquí tienes muchos ejemplos para aprovechar cada centímetro.
8. Desorden en la cocina: organiza tus gadgets
Es probable que en la veintena te bastara con cuatro utensilios básicos de cocina para preparar tus menús diarios. Pero ahora tienes tantos gadgets y pequeños electrodomésticos que no cabéis. Y entre la maraña de peladores de piñas y moldes de galletas nunca encuentras lo que buscas.
Esto tiene fácil solución: los organizadores de cajones y armarios. Desde bandejas y cajas de diferentes medidas, hasta cuberteros específicos, separadores de cajones o accesorios tipo carrusel para aprovechar los armarios rinconeros. Y si aún te quedas corto, coloniza el antepecho con las barras de accesorios. Más, aquí.
9. No olvides el toque natural: adopta una planta... ¡o muchas!
(Casi) todos hemos pasado por la etapa de "plantas no gracias que se me mueren siempre". Cactus y aloe vera incluidos. Pero la tenacidad es una virtud. Así que, ¿por qué no darte otra oportunidad? Salpicar la casa de verde no es una decisión solo decorativa, sino también de salud: las plantas ayudan a regular la humedad, purifican el aire e incluso potencian la concentración.
Puedes empezar por aromáticas en la cocina, que además perfumarán de manera natural, y plantas poco "exigentes", como crasas, ficus, hiedra, sanseviera o tronco de Brasil. Más adelante, ya podrás atreverte con una orquídea... Y aprovecha la estacionalidad para llenar de color algún rincón con ramos con flor de temporada, son baratos y darán mucha vida a la casa.
10. Vasos de plástico o vajillas dispares en la mesa
Ni hules, ni vasos de plástico de mil y un colores ni platos desconchados. Una cosa es tener una vajilla desparejada –pero reunida a conciencia y con piezas escogidas en rastrillos– porque es cool y otra que sea de plástico o que cada plato sea distinto, sin ton ni son. No es solo una cuestión estética (que también), sino práctica. A la hora de guardar la vajilla, será más fácil de apilar y ocupará menos un juego de seis platos idénticos que otro de medidas distintas. No es necesario armarse con un completísimo juego de mesa, basta con uno de diario que te guste y que puedas meter en el lavavajillas sin problemas: desde los platos hasta las copas.