Siempre que has tenido que ir a su puerta a pedirles un poco de sal, entregarles una carta que han dejado por error en tu buzón o incluso ir a buscar a tus hijos porque han ido a jugar con los suyos, te quedas con la boca abierta al ver la casa de tus vecinos. ¡Pero si es igual que la nuestra! Y a la vez, tan distinta...

NO CAIGAS EN LA TENTACIÓN
Los 7 pecados capitales de la decoración
Ni envidia sana ni no sana. No sirve para nada. ¿Qué tal si te pones las pilas e intentas cambiar aquello que no te gusta de tu casa? Seguro que no hay para tanto.
No hace falta que la pongas patas arriba y con un poco de voluntad y orden (que nunca falla) te sentirás orgullosa de tu casa. Y ya que hablamos de pecados -la envidia y el orgullo- no cometas más a la hora de decorarla.