Como has podido ver, no hace falta salir de casa para desconectar de verdad. Vale, sí, lo de la hamaca y el daiquiri en medio de una playa desierta en Bali no está nada mal, pero si tu presupuesto no te llega para escapadas remotas apuesta por crear un ambiente idóneo en tu casa para dar puerta a todas las preocupaciones.
Tu casa no debe ser un escondite, pero sí un refugio donde serenarte y desconectar. El Mindfulness nos lleva a sentir que cada momento es único, a disfrutar más de cada cosa que estamos haciendo, a ir más pausados y experimentar todo lo que hacemos en profundidad. Aquí y ahora. No hay más.

PIEZAS QUE TE CUIDAN
Dolce far niente: una casa para desconectar (en serio)
Una casa pensada para vivir, no para impresionar, donde pasar tiempo tan a gustito, como cantaba aquel, comer, dormir y tener espacio para meditar o estar solo te reportará innumerables alegrías. Y paz, mucha paz.
Otras "normas" para desconectar al llegar a casa son la no acumulación, poca tecnología, mucha luz natural y silencio. Pon fotos, sin pasarse, de momentos familiares que te reporten a instantes de felicidad. Y algún recuerdo de un viaje inolvidable. Son pequeñas cosas que te harán olvidar los malos rollos.

DESCONEXIÓN MODO ON
JOMO, más allá del hygge
Si aplicas todos estos consejos para desconectar en casa, cuando cierres la puerta dejarás tras de ti las preocupaciones inútiles y entrarás en tu templo de calma. Venga, ya puedes apagar el teléfono.