Os presentamos a las biznietas del arcón: las cómodas. Sí, sí… ¡son familia! Y es más, para explicar la historia de las cómodas vamos a aplicar la teoría de la evolución. Los arcones (remontémonos a muchos años atrás) eran muy prácticos: los colocaban a los pies de la cama y ahí lo metían todo. Cuando había que viajar no había que hacer ni deshacer maletas, los cerraban, los subían al carro y vámonos.
Pero para el día a día, de prácticos, nada. Buscar una prenda era como buscar una aguja en un pajar. Así que pusieron cajas dentro. Sí, más organizado, pero igual de impráctico, porque estaban superpuestas, y si querías la camisa del fondo había que deshacer el tetris. Por fin, una mente pensante sacó el frontal e hizo unas guías para deslizar las cajas… Y de ahí a la cómoda, una generación.
Ahora dejamos que campen a sus anchas por toda la casa, liberadas de su confinamiento en el dormitorio. Pero, pensándolo bien, son tantos los motivos por los que merecen toda nuestra admiración que no terminaríamos nunca.