Una tarima de madera puede transportarte –aunque solo sea con la imaginación– a ese embarcadero de película o al paseo marítimo de tu destino de veraneo preferido y hacer más llevaderos los largos meses hasta las vacaciones.
¿Que solo tienes una terraza, un patio o un pequeño porche? No es problema, hay sistemas que se adaptan hasta al más reducido de los balcones. ¿Y que no quieres tener que estar cuidando el suelo como si fuera el culito de un bebé para que no se estropee? Tampoco es problema: hazte con una tarima de composite de madera.
Madera a tus pies
Imagínatelo: el sol en la cara, una bebida en la mano y tus pies, descalzos y disfrutando del tacto inigualable de la madera. Por no hablar de lo bien que luce este material natural, capaz de adaptarse a cualquier estilo. Si te hemos convencido y de esta primavera no pasa que pongas una tarima en casa, ten en cuenta que no todas las maderas sirven.
Destino: el trópico
Las mejores son las tropicales (el ipé o la teca son las más conocidas, pero hay otras muchas), ya que son duras, densas y con una gran cantidad de aceites naturales que las protegen, pero no son precisamente baratas. Las versiones más económicas son las de pino, aunque este debe someterse a tratamientos que lo endurezcan y le den una mayor resistencia al desgaste y al ataque de posible insectos.
Tratamientos de belleza
Además de lo bonita que queda, la madera es un suelo estrella en exteriores, sobre todo en zonas donde vayas a ir descalzo, porque se calienta mucho menos que otros, como la cerámica o la piedra.
La cara negativa de la moneda es que, al tratarse de un material natural: necesita hidratarse y protegerse de los efectos del sol, la lluvia y los cambios bruscos de temperatura, igual que sucede con nuestra propia piel. De lo contrario, perderá su precioso tono dorado y se volverá gris, se resecará e incluso puede llegar a agrietarse.
La buena noticia es que basta con aplicar una buena capa de aceite unas dos veces al año para conservarla en perfecto estado y que, al tratarse de madera maciza, puede restaurarse para recuperar su acabado original, si llegara a estropearse.
Tarimas sintéticas: olvídate del mantenimiento
Si estás pensando que, con lo que te cuesta ponerte la crema hidratante por las mañanas, nada más te falta tener que acordarte de ponérsela también a tu tarima, tranquilo: hoy día hay tarimas sintéticas que ofrecen una alternativa a las naturales y no requieren el menor mantenimiento.
Realizadas con materiales reciclados, como virutas y serrines, compactados con resinas plásticas, su aspecto es cada vez más parecido al de las naturales y, además, son sostenibles, ya que reducen la tala de bosques –no siempre controlada, en el caso de las tropicales–.
A favor
Inmunes a los efectos del sol o la humedad, las tarimas de composite no solo se mantienen inalterables sin ningún tipo de cuidado sino que tienen ventajas añadidas como sus superficies antideslizantes –que evitan resbalones con los pies mojados– o el hecho de que no se astillan o agrietan.
Además, están disponibles en una gama de colores que abarca tanto acabados de madera como tonos más novedosos –gris, blanco, verde o incluso negro–, lo que ayuda a integrarlas en todo tipo de estilos.
Y, si todo esto no te ha convencido, piensa que los suelos de madera sintéticos pueden ser hasta un 40% más económicos que los de madera natural y tienen una vida media de entre 15 y 20 años.
En contra
Como todo no pueden ser ventajas, que no se diga que no te avisamos de sus inconvenientes: hay muchas calidades de tarimas sintéticas y conviene elegir una de una firma reconocida si queremos que se cumpla todo lo anterior. Si no, puede que en 5 o 6 años haya que cambiarla ya que, a diferencia de la madera, una tarima sintética no puede ser restaurada. Asimismo, la superficie se calienta más que la de las versiones naturales y las dilataciones y contracciones del material por los cambios de temperatura son más acusadas, lo que obliga a dejar junta de dilatación en todo el perímetro.
¿Cómo se instalan?
Tanto las tarimas de madera como las sintéticas necesitan una instalación ventilada por debajo, que permita que el agua drene.
Generalmente, las lamas se colocan sobre rastreles fijados al suelo mediante un sistema de clips, por lo que pueden instalarse sobre el suelo existente. La única consideración es la altura final del suelo, sobre todo en porches y terrazas, en las que conviene que quede al mismo nivel que el pavimento de la vivienda.
Como un puzzle
Si buscas una solución más sencilla, puedes encontrar losetas tanto de madera natural como sintéticas que son muy simples de instalar, ya que cuentan con una base plástica que separa la superficie del suelo. De este modo, basta con ir colocándolas a modo de puzzle lo que, además, permite realizar distintas combinaciones en función del sentido de las lamas.
La única precaución que deberás tener en cuenta al colocarlas es que el suelo esté bien nivelado ya que, si no, no quedarán estables y bien encajadas.