Llueve y aunque las temperaturas no sean muy bajas, necesitamos recuperar esa sensación de abrazarnos a un cojín y taparnos los pies en el sofá. Buscamos algo mullido que nos reconforte. El tacto recupera su protagonismo, es un sentido muy de otoño. Como las texturas.
Evidentemente, no podemos cambiar la decoración de toda la casa en cada estación. Pero hay una regla no escrita que dice que durante el verano usamos más las combinaciones de colores, los contrastes y los estampados y que, con el frío, tiramos más de los tonos de una misma gama. Y es en este momento que las texturas en telas, y también en complementos y muebles, tienen mucho protagonismo.
Cambio de telas
Al mismo tiempo que realizamos un cambio de armario de nuestra ropa, también lo piden las telas de casa. Hay telas de invierno y de verano. Una manta, por ejemplo, funciona como un jersey, si es de lana y hace calor, pica.
Cambiar el plaid del sofá y un par de cojines puede ser suficiente para adaptar el salón al cambio de estación. La cama, en cambio, suele transformarse por completo.
Siguiendo el mismo criterio que en nuestra ropa, el punto de algodón es un todo terreno que podemos usar casi todo el año y nos aportará un juego de texturas (y de tendencia) con solo dos o tres piezas. Y además podemos jugar con todas los tipos de punto, podemos combinarlos fácilmente. Por cierto, las versiones maxi siguen estando muy de moda.
Y para cuando llegue el frío de verdad las angorinas y las felpas, pueden ser nuestros polares.
Cambio de alfombras
Aunque las alfombras de fibras vegetales cada vez duran más tiempo en nuestras casas, es difícil resistirse a la textura y sensación de lana. De hecho algunas de estas fibras ya mezclan diferentes tipos de tejidos para mejorar el placer de andar descalzos.
¿Pelo corto o pelo largo? Podríamos decir que cuanto más largo y más peludo, más de invierno es.
Más que telas
Pero no solo de telas viven las texturas. Las encontramos por todas partes. En el acabado de las paredes (de piedra o obra vista) , en la madera del suelo, en el decapado de un mueble... ¡Pero eso ya serían palabras mayores! Podemos incorporar pequeños detalles a la hora de montar la mesa (un mantel de lino rústico o un bajo plato de arpillera )o creando un pequeño bodegón en el recibidor con cajas de madera envejecida.
Las texturas enriquecen los niveles sensoriales de nuestra decoración y la convierten en un experiencia más auténtica.