Casi tan antiguas como el mismísimo fuego, las chimeneas ya eran el centro del hogar allá por los inicios de la civilización. Allí cocinaban y eran esenciales para no morirse de frío las noches de invierno. ¡Menudo invento! Por mucho que hayan evolucionado desde entonces, siguen siendo el lugar de reunión preferido alrededor del que sentarse para charlar. Pero no siempre han tenido este aspecto tan mono y acogedor... Al principio eran simples agujeros en el techo para que saliera el humo de las hogueras que se encendían dentro de las casas. Los apañados de los romanos ya tenían calefacción central (sí, ¡como lo oyes!) gracias a unos hornos que se alimentaban de hogueras situadas fuera de las estancias. Pero no fue hasta la llegada de los edificios de varias plantas cuando las chimeneas ocuparon la pared exterior, con salida de ventilación construída con piedras, a lo bruto.
La verdadera revolución "chimenil" llegó en el siglo XVII, de la mano de un señor con nombre rimoso –príncipe Ruperto de Rin, ¡toma ya!– quien creó un emparrillado o rejilla que permitía al aire entrar por debajo del combustible, logrando que el fuego permaneciera vivo más tiempo y apartando la molesta ceniza. Un siglo más tarde, el americano Benjamin Franklin (sí, sí, el de los billetes de dólar) las devolvió al centro de las estancias, gracias a su estufa de hierro fundido que retenía el calor como nada. Y 'el tercer hombre' que rediseñó la chimenea, allí por el siglo XIX, fue el conde Rumsford, mediante un pequeño embudo en la primera parte de la salida, haciendo que el fuego ascienda y el humo escape rápidamente. Mucho ha llovido desde entonces, pero ni chuzos de punta han logrado apagar nuestra ardiente pasión por las chimeneas. Te damos 10 razones para amarlas.
1. Porque aportan un look acogedor único
Un salón bonito sin chimenea es eso, bonito. Pero un salón bonito con chimenea, es precioso. La cosa es así. Y si es el dormitorio el que tiene chimenea, entonces ya es lo más. Las chimeneas tienen ese "no sé qué" que dan un toque exclusivo a una sala de estar o habitación. Y para muestra, nuestra galería de imágenes.
2. Porque dan calor de hogar
Una chimenea transmite la sensación de ambiente acogedor como pocas cosas. Cuando la ves, se te pasan por la cabeza tardes familiares entre juegos y risas, cálidas noches invernales entre copas y amigos... Es que por algo hogar es un sinómino de chimenea.
3. Porque nos regalan momentos únicos
Un té o café calentito, un buen libro y música de fondo... ¿Qué falta en esta escena perfecta? Pues claro, una chimenea. Es un elemento decorativo muy práctico para el confort en casa.
4. Porque pueden ser un adorno navideño en sí mismo
Cualquier escena navideña gana con una chimenea. Es un foco decorativo clave para engalanar con velas, flores, adornos DIY y, como no, los calcetines donde Papá Noel va a poner los regalos. ¿Dónde si no?
5. Porque son el lugar de reunión por excelencia
No en vano todos los muebles miran hacia ella. Es una acaparadora de miradas y confidencias, con el poder de atracción de un potente imán. Butacas y sofás, incluso una simple alfombra de yute sobre la que sentarse, serán sus fieles compañeros.
6. Porque su calor es inigualable
Se trata de un sistema de calefacción natural, que expande el calor de forma homogénea y calienta la estancia rápidamente. Las de bioetanol o pellets son las más ecológicas ya que ahorran un montón de energía.
7. Porque tienen chispa
Y aportan personalidad. De hierro fundido, enmarcada en mármol, ladrillo o piedra, o integrada y enrasada en el muro, más actual. En cualquier caso se precisa un tiro en la pared con salida al exterior y licencia de obra. Aunque las clásicas tienen un encanto especial, las modernas combinadas con una decoración más vintage tienen su punto.
8. Porque revalorizan un piso o una casa con su señorío
Son un plus de estilo y, como tal, conceden a una vivienda un valor añadido. Su presencia es signo de comodidad y de casa rústica o piso señorial.
9. Porque ofrecen un plus de almacenaje
Pero en verano (¡no vayamos a tener un susto!) Si tiene el clásico estante superior, puedes poner allí cuadros apoyados, libros, velas, un espejo... Y dentro del hogar, en vez de leña pon una composición de velas, unas más altas que otras. El efecto será muy chic.
10. Porque son hipnóticas
Te pasarías horas y horas mirando el fuego. Es algo como ancestral, que llama a tu yo más primitivo, pero la realidad es que relaja y mucho.
Si quieres hipnotizarte con su belleza, pásate por nuestro top ten de chimeneas que encontrarás en la galería de imagenes. Mírala fíjamente...