Círculo cromático en mano, el mostaza (o amarillo) y el azul son colores opuestos. Más opuestos imposible. Pero hay trampa: pues que estén en posiciones contrarias significa que se complementan y que, juntos, hacen un buen equipo.
En este salón lo demuestran con creces: la butaca orejera en color mostaza , que suma un punto de vitalidad, queda genial con la pared de fondo azul claro que transmite calma. Y este binomio se repite en los detalles como los cojines, los jarrones o la lámpara. Ya sabes: los opuestos se atraen.