Es el rey del salón. De hecho, junto a la cama, es el mueble en el que más horas solemos pasar. De ahí que su elección no deba hacerse a la ligera. Bonito, sí. Pero también cómodo, resistente y práctico. Que no te pierda la estética, tu confort está en juego. Te ayudamos a acertar en tu elección con estos prácticos consejos.
1. Las medidas
Importan las del sofá pero también las de la pared donde lo colocarás. Lo ideal es que el sofá mida 60-100 cm menos, para que no quede encajonado y "respire". En base a esto calcula que un sofá de dos plazas mide 140-170 cm, de tres 180-220 cm y de cuatro desde 220 cm. Para una chaiselongue se recomienda al menos 250-270 cm.
2. El brazo
No solemos tenerlo en cuenta, pero el brazo influye (¡y mucho!) en la estética de un sofá.
¿Clásico o moderno?
Unos brazos bajos, minimalistas y de líneas rectas darán un aspecto más actual al sofá que unos altos, mullidos y con volutas.
¿Sentado o tumbado?
La postura que sueles adoptar en el sofá también debe tenerse en cuenta a la hora de elegir el brazo más adecuado. Así, si sueles permanecer sentado, para estar cómodo el reposabrazos deberá quedarte a la altura del codo. Bastará con un grosor de 10-15 cm. En cambio, si eres de tumbarte, agradecerás un reposabrazos ancho y mullido que te acomode bien la cabeza.

EL REY DEL SALÓN
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3. La estructura: ¿de madera o metálica?
A nivel de confort, no hay diferencia apreciable entre un sofá con estructura de madera maciza (evita los aglomerados) o de hierro. Pero en cuanto a diseño, la madera da más versatilidad de medidas. En ambos casos, mejor si las patas forman parte de la estructura, las atornilladas son más inseguras.
4. La suspensión
Es la responsable de aguantar los cojines y nuestro peso. Los sistemas más habituales son de cinchas (es elástico, flexiona al sentarse y es más suave) o de muelles en zig-zag (más rígido). Si optas por las cinchas, las de NEA son las de más calidad.
5. El relleno
Que un sofá sea cómodo (o no) depende y mucho de su relleno. No se ve, pero es un factor clave que no conviene descuidar. Una pista: el respaldo debe ser más blando que el asiento. ¿Por qué? Porque no sufre el mismo desgaste que el asiento, que debe soportar el peso del cuerpo.
Del respaldo
Por sus prestaciones, el relleno de fibra hueca siliconada es la mejor opción. Es un material que tiene memoria y su recuperación es inmediata. Además, no se deforma, no se forman bolas ni se apelmaza, como ocurre con los rellenos de plumas.
Del asiento
Lo más habitual es la gomaespuma de alta densidad o HR. Para que sea de calidad, elígela de unos 30-35 kg/m3. Ten en cuenta que a mayor densidad, más duro será el asiento del sofá. Hay de dos tipos:
Gomaespuma revestida de una capa de viscoelástica
Recupera la forma de manera natural y no aparecen arrugas, lo que da un aspecto más "rígido" y recto al sofá. La sentada suele más firme que uno de plumas, pero con el tiempo cede un poco, es el efecto "zapato nuevo".
Gomaespuma revestida de una capa de plumas
Necesita mantenimiento: debe ahuecarse para recuperar su forma; y suelen aparecer arrugas, lo que da un aspecto más mullido y vivido al sofá. Su sentada es más mórbida.
6. La tapicería
Es el broche del sofá, es lo que acabará por definir su personalidad. Elígela que te guste pero no te dejes deslumbrar por tapizados de gran personalidad o de tejidos delicados, ya que un sofá es un mueble que puede (¡y debe!) durar muchos años y una tapicería demasiado extremada es probable que con los años te acabe cansando. Y una delicada se estropeará más rápido.
Fibras naturales
Algodón, lino, terciopelo... Son delicadas y necesitan mantenimiento, de ahí que no se recomiendan si hay niños o mascotas en casa. ¿A su favor? Ofrecen un plus de confort. Elígelas aptas para la lavadora y mejor con trama que lisas, son más sufridas y la suciedad no se ve tanto.
Tejidos inteligentes
En tapicerías, los reyes son el poliéster y el polipropileno. Sus principales ventajas son su durabilidad y fácil mantenimiento gracias a tratamientos antimanchas (evitan que la suciedad se fije), con Teflon (repele los líquidos)... Aunque son sintéticos, su tacto es agradable y su apariencia está muy lograda.
Cuero
Nunca pasa de moda, pero es una elección muy personal: o te gusta mucho o nada. Si eres de los primeros, apuesta por uno natural. Consejo de experto. Puede valer el doble que una tapicería de tela o de polipiel, pero al ser natural envejece mucho mejor y es transpirable: en verano es fresco y en invierno, cálido.
7. El confort
Es básico probar el sofá antes de dar el sí quiero. Y hazlo tal y cómo sueles sentarte en casa. ¿Que eres más de estar tumbado que sentado? No te cortes y túmbate. Solo así sabrás si es realmente cómodo para ti. Un consejo: a mayor fondo de asiento (100 cm), mayor confort.
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