Anna Bosch vive cerca de la ciudad y ha creado en su jardín un huerto autosuficiente. El esfuerzo ha valido la pena: ”los productos cultivados con tus manos siempre saben mejor”.
La historia de este huerto en las afueras de Barcelona comienza el año 2002 cuando Anna y Joaquín decidieron convertir parte del terreno de su casa en un huerto ecológico. “Él había leído mucho sobre el tema y lo diseñó basándose en el “El horticultor autosuficiente” de John Seymour”, nos explica Anna. Además de una amplia zona de hortalizas y verduras, tiene muchos árboles frutales, flores y plantas aromáticas y hasta una cabaña y un corral con gallinas. Se inscribe, además, en la corriente del “jardin protégé”, muy extendida en Francia, que apuesta por los huertos que combinan horticultura y flores, muy beneficiosas para evitarlas plagas.
La parte central del huerto se divide en bancales, delimitados por traviesas de madera recuperada. Estos tienen el ancho perfecto para acceder a las verduras y hortalizas sin tener que pisar la tierra y evitar que se compacte.
“Hacemos rotación de cultivo –nos cuenta Anna–, si un año una zona ha tenido tomates, al siguiente lo cambiamos, porque cada planta consume unos nutrientes de la tierra y deja otros. De vez en cuando dejamos algún bancal sin sembrar, en barbecho, para que descanse”.
La tierra es muy esponjosa gracias a la cantidad de compost con la que se nutre. Para realizarlo se trituran todos los residuos vegetales y se introducen en arcones para compostaje durante un año. “Tenemos cuatro arcones de compostaje y usamos lombrices para acelerar el proceso”, explica Anna. Para combatir las plagas, no utilizan productos químicos y sí remedios naturales, como pimienta negra triturada para los caracoles o una solución jabonosa contra el pulgón.
Para minimizar el consumo de agua todo el jardín tiene un sistema de goteo que, al no mojar en exceso las hojas, evita la aparición de hongos. Además, un depósito recoge el agua de la lluvia, lo que es suficiente en invierno, pero no en verano. “Me paso el día mirando al cielo”, porque una lluvia es un riego menos, confiesa Anna.
Su esfuerzo y su trabajo tienen recompensa, porque el huerto devuelve estos cuidados en forma de frutos durante todo el año: “En primavera todo está empezando y, en verano, está en plena producción. A partir de Septiembre, vas podando y, en invierno, está a mínimos pero puedes tener coles, alcachofas, rúcula... Siempre hay algo”.
¿Tienes tú también un huerto? Cuéntanos tu experiencia en los Comentarios de este artículo.