Es la segunda residencia de una pareja con dos hijas que pasan aquí los fines de semana de todo el año. "Gracias al buen clima, alargan el verano hasta bien entrado el mes de octubre”, nos explica nuestra estilista Olga Gil-Vernet. El desnivel del terreno ha marcado la silueta del porche, asomado a las vistas y con acceso al jardín por ambos lados.
Los muebles se inspiran en la tradición artesana de la zona y tienen en las fibras a sus protagonistas: esparto trenzado para los sofás dispuestos en ángulo, ratán pintado de blanco para las dos butacas que delimitan el salón, una alfombra de fibras para dar calidez al suelo y un taburete de enea como asiento auxiliar. Los toques de azul en muebles y complementos recuerdan la proximidad del mar, mientras que dos bambús en macetas cierran el espacio y lo hacen más acogedor. Y todo sobre una base clara, gracias a los techos de vigas pintados en blanco y las paredes en gris perla, que se funde con las piezas de fibras y destaca aún más la intensidad del verde del bosque mediterráneo que rodea al porche.
La alfombra de fibras da calidez al suelo de terrazo del porche y sirve de base para la mesa de centro. Los sofás son de esparto y las butacas de ratán se han pintado de blanco. ¿Quién dijo que las terrazas son solo para el verano?