En un claro de bosque asturiano, esta casa, un viejo molino recuperado, es un sorprendente encuentro de madera y cristal. El propietario de la finca, ingeniero de caminos, al descubrir este enclave espacioso, verde y salvaje no pudo resistirse a comprarse el molino y transformarlo en una moderna casa natural.
Entre alisos, castaños y robles construyó su particular ingenio hidráulico, con puentes, compuertas y canales. El propietario quiso mantener intacta la compacta naturaleza del entorno, por eso convirtió la casa en un cubo de cristal. La reforma hizo subir la cima del techo hasta los 8 metros, absorbiendo la espesura del boscaje a través de los cristales. La fragosidad casi virgen de la naturaleza avanza hasta el propio límite del porche.
La casa es un cuadrado de madera que se apoya sobre la piedra, la yerba y el viejo canal del molino. El porche cubre al antiguo canal del molino. Y el rumor del agua y el resol de los árboles dan encanto y magia al estar de verano.
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