“Es el antiguo granero, de 100 m2 –dice Peter Wilson, el propietario– convertido en sala de estar. Solo eliminamos las columnas: ahora el techo se sustenta en la viguería”. La sensación rústica del granero se conserva gracias al pavimento de tarima de roble y sus paredes encaladas. "La idea era crear un ambiente abierto, que respirara amplitud y claridad". Se consiguió gracias a la altura de los techos y a las grandes aperturas al jardín.
Este salón se divide en dos áreas de tertulia, la más invernal, junto a la chimenea, y una más veraniega, en rojo. En medio, una zona de despacho y biblioteca.
La decoración de cada elemento está muy estudiada, aunque parezca informal:
El mobiliario antiguo es de estilo gustaviano, con piezas de madera pintada de gris claro. La cómoda, el escritorio o la mesa tras el sofá son piezas destacadas de ese estilo. “Es un estilo característico de las casas de campo de Suecia, país donde tengo familia. Es la versión nórdica, más sobria, de los muebles franceses de línea Luis XVI”, nos cuenta Peter. La gran librería, en cambio, la compró en una subasta en un pueblo de la Provenza francesa.
Peter ha combinado piezas actuales, piezas antiguas y detalles originales. Por ejemplo, la gran embocadura de piedra de la chimenea, adquirida en Francia; las lámparas de sobremesa, que están hechas con antiguos botes de té de China o las mesitas negras de estilo Rococó.
¿De las dos zonas de tertulia, cuál te gusta más? Cuéntanos por qué en los Comentarios.