Que Papá Noel viene desde Laponia es algo que todos, hasta los más pequeños de la casa, saben, pero este año, además de regalos, trae consigo el ideario hygge que articula la felicidad en los países nórdicos. Conceptos como cómodo, acogedor, relajado, bienestar... invadirán nuestros hogares en forma de detalles navideños que bien podrían quedarse el resto del año en el salón por su buen gusto, delicadeza y naturalidad.
Y si te pones romántico...
Esta Navidad se llevan los tonos rosas, dorados, blancos y beige. Combinados en su justa medida ofrecen un ambiente sereno y coordinado, donde reina la armonía. El secreto reside en escoger para toda la decoración de la casa dos, tres, como máximo cuatro, colores y jugar con ellos.
Las tres claves del salón
- Pon árbol, sí o sí. Y decóralo con los mismos colores del salón. No hay Navidad sin un árbol lleno de luces y adornos, pero ten cuidado, la clave está en que también se vea el verde.
- Velas y más velas. No escatimes y ponlas por todas partes: sobre la chimenea, en la mesa de centro, en farolillos o jaulas sobre muebles o en el suelo... ¡Y enciéndelas cada día!
- Y en las ventanas... Cuelga copos de nieve de lana. Parecerá que el paisaje entra en tu casa (lo del spray de "nieve" pasó a la historia).