Un vestidor abierto, una cama-baúl y una mesa de estudio con tocador crean el dormitorio ideal para una adolescente. Mira todas sus ideas.
Lograr que el dormitorio de una adolescente esté ordenado sin que pierda personalidad y cuente con espacio para tener a la vista todo lo que necesita: desde su colección de collares a las fotos de sus amigas, además de ropa y muchos complementos. Es el reto al que se ha enfrentado Olga Gimeno, de Bona Nit, en este proyecto.
“El dormitorio se ha dividido en tres zonas –descanso, mesa de estudio y vestidor– y cada una cuenta con soluciones de almacenaje propias”, explica la decoradora. Así, el espacio bajo la ventana se ha aprovechado con una mesa los pequeños papeles.
En paralelo, la zona de cama cuenta con mucho almacenaje oculto. Por un lado, unos armarios bajos provechan todo su fondo para guardar desde edredones a cojines y, por el otro, el cabecero esconde una zona de cajones en su interior. El armario ocupa una estancia contigua en la que se ha prescindido de puertas. “Al ser un armario abierto es más fácil caer en el desorden, por lo que está organizado a base de cajas con dibujos de su contenido”, comenta Olga. Todo tiene su caja personalizada: botas y bailarinas, abajo; fulares, camisetas y ropa interior, en medio; y en la zona superior, lasperchas con la ropa que más se arruga colgada. Dentro del armario, todo está pensado al detalle: las perchas y las baldas forradas de papel y una bolsa de tela para guardar los calcetines.
En todo el ambiente, blanco, verde agua y toques rosa y malva son los colores protagonistas. El blanco, en paredes y suelo, es una base perfecta que da luz. El verde agua, en muebles y zócalo, una nota refrescante y relajante para una estancia de descanso; y el rosa en pequeñas dosis, pone un toque cálido y romántico al dormitorio.