Los colores son importantes en la decoración, especialmente en la de una habitación infantil. Pueden influir en el estado de ánimo del bebé, estimularlo o tranquilizarlo. En este caso, los padres de la preciosa María, eligieron el rosa, porque calma y reduce temores. También funciona en los dormitorios para niños con problemas de sueño. Y el blanco, por ser un color asociado a la luz, la limpieza, la pureza y las causas positivas.
Aquí, ambos colores se combinan en detalles como las lámparas de pie y de sobremesa o el sillón balancín, que le sirve a Matilde para dar el pecho y mecer a María antes de volverla a acostar. El rosa lo encontramos en los detalles de la cuna: en la funda nórdica en un tono muy suave, en los lazos de adorno, en un tono más subido.
Como contrapunto, Matilde y Theo han ultimado la habitación en tonos cálidos: la pared y la alfombra del cuarto en beige, y la canastilla en color natural. Y cómo colofón, un dibujo en la pared más ancha del cuarto donde dos simpáticas ratoncitas bailan al compás del dulce y tranquilo sueño de María.
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