Aunque no lo creas, los niños acumulan muuuchas cosas: libros, mochilas, ropa, juguetes... Y parece que las habitaciones se les queden pequeñas, pero el secreto para que todos sus tesoros quepan sin tener que robarle espacio a otra estancia está en la distribución.
Coloca el mobiliario de manera que los peques tengan espacio suficiente para jugar. Un escritorio a medida en una esquina, un armario empotrado o puertas correderas son un gran solución para que los muebles no ganen terreno al espacio. Y eso sí, estira los metros de su habitación con trucos de orden infalibles: cajas, baldas... Con estas ideas, aquello de "qué habitación más pequeña" será historia.