Las hay para todos los gustos y colores: de ratán, de mimbre, de yute... ¡hasta los tejidos de lino podrían considerarse fibras naturales! Y, aunque hasta el momento estábamos acostumbradas a verlas en salones, terrazas y dormitorios adultos, las fibras naturales han ido haciéndose un hueco en las habitaciones infantiles en forma de cestas, alfombras, estructuras de cama, sillas, butacas, bancos, puffs o incluso lámparas. ¡Toma nota!