Tanto si su única función es decorativa, como si realmente valoras su funcionalidad –para colocar tus objetos personales–, las mesitas de noche son más importantes de lo que parecen en los dormitorios: cuidan que no te falte de nada en la cama y, además, guardan tus secretos. ¡Ah! y son fiel reflejo de tus gustos decorativos.
El estilo romántico se consigue con piezas decapadas. Sé vintage y recupera una cómoda antigua a modo de mesita o, por qué no, apuesta por ser natural con un tronco de árbol. Las posibilidades son infinitas, como los gustos.
La única norma es que no la conviertas en un expositor. Encima ten tan sólo lo indispensable, y aprovecha sus baldas o cajones para que reine el orden en el dormitorio.
Los cuatro básicos
- La lámpara. Su tamaño tiene que ser proporcional a la mesilla. Si es demasiado alta puede deslumbrarte.
- El despertador. Opta por un modelo a pilas para evitar los campos electromagnéticos. Mejor si se ve a oscuras.
- Una bandejita. Para gafas, anillos... Todo lo que te quites antes de dormir. Si dejas el móvil, apágalo.
- Una planta. Da más oxígeno del que quita. Además, te pone de buen humor y aporta color y frescor.