Este dormitorio demuestra el poder de la ropa de cama para transformar por completo esta estancia. La clave para acertar es no combinar más de dos colores, apostarlo todo al lino (perfecto tanto en invierno como en verano) y darle toques de estilo, como unas lámparas suspendidas con estampado étnico o unas mesitas doradas.
La otra gran lección de este dormitorio es que las telas no solo deben estar presentes en la cama. Aquí lámparas, puf y hasta cabecero se visten de lino y terciopelo.
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