Entras por a tu casa y ¡zas! esa es tu carta de presentación. El olor que se percibe al entrar, los colores que destacan, los muebles que vemos al echar un vistazo rápido, si es cómodo y hay un lugar dónde dejar las cosas o si por el contrario, quieres salir corriendo de ahí. Todo cuenta y cada detalle habla del tipo de personas que habitan ese hogar. Porque tu recibidor habla de ti.