El respeto por los materiales y la arquitectura original marcan la reforma de esta cocina, ahora amplia y cómoda. La indecisión acerca de si conservar el aspecto antiguo de la cocina o lavarle la cara por completo llevó a los propietarios de este piso, situado en pleno casco antiguo de Barcelona, a recurrir a Matèria, empresa que se encargó del proyecto de interiorismo de toda la vivienda.
La realización corrió a cargo de Teresa Cabaní, quien tuvo claro que el piso ofrecía grandes posibilidades para poner al día sus encantos y, a la vez, añadirle muchos otros. “La primera decisión fue abrir el espacio. El piso cuenta con unos 150 m2, pero estaba tan compartimentado que daba la sensación de ser mucho más pequeño”, comenta Teresa. El ámbito más favorecido de dicha apertura fue el compuesto por la cocina, la sala y el comedor. “Los tres ventanales de esta zona demuestran que antes allí había tres habitaciones. Se tiraron todos los tabiques y se creó un anexo, quizá la parte mas importante de todo el proceso de reforma, para añadir a la cocina un espacio más, y dar al conjunto una planta en forma de L”.
Donde ahora está el comedor Teresa había dispuesto primero el salón: “Había proyectado el office a continuación de la isla, pero cambié de idea porque todo quedaba muy encajonado y justamente con la reforma queríamos ganar amplitud”. Esta zona luce una viga vista que da un aire industrial que casa a la perfección con el techo de la sala, de revoltones de ladrillo que salieron a la luz con la reforma. “Se restauraron igual que la carpintería, toda de madera, y el suelo de la zona de trabajo de la cocina, un mosaico hidráulico original que delimita la cocina y el estar. Éste se levantó, se trató y se volvió a colocar para que encajara a la perfección con el parquet flotante de roble teñido”, comenta Teresa. Y es que ese trabajo de restauración fue tan importante como el de renovación para mantener la personalidad de la vivienda. La parte de renovación consistió, sobre todo, en hacer el espacio más confortable y luminoso. De ahí que se eligiera para la cocina un mobiliario en blanco.
La isla, con barra de desayunos, integra la zona de fuegos, y detrás de ella se han situado los electrodomésticos.
Por su parte, el comedor cuenta con un mueble original del piso, que se restauró: “Los cristales estaban pintados y al cambiarlos y reparar la madera se ha conseguido redondear esa combinación entre lo antiguo y lo nuevo que caracteriza toda la vivienda”, concluye Teresa.