Son cinco de familia y, a pesar de que su cocina solo tiene 9 m2, no le falta de nada. Lo consiguió la decoradora Mónica Garrido, que se enfrentó a un espacio difícil y muy poco aprovechado: “En la zona del office, la pared tenía varios retranqueos. Si hubiéramos puesto un mueble de cocina, no hubiera quedado bien, pero con un mueble a medida aprovechas todo el espacio”. Y es que en una cocina mini cada milímetro cuenta. De ahí que, por ejemplo, se eligiera un lavavajillas pequeño: “Es suficiente si lo pones a diario, incluso teniendo tres niños, y ganas espacio de almacenaje”.
Materiales para pocos metros
Los materiales y los colores escogidos también son claves en esta reforma. Para los muebles se optó por un modelo clásico de madera en blanco, para hacerlos más ligeros. Pero no se huyó del color. “Hicimos un tramo de pizarra que, aunque va de arriba abajo, no se come el espacio. La claridad del mobiliario nos lo permitió. Es muy práctica y crea un contraste que es incluso necesario para darle juego a la cocina y que no quede todo engamado”, cuenta Mónica.
Ese contraste que da movimiento también se logró con el suelo, que imita el mosaico hidráulico y con el gresite del antepecho, que crea un sutil juego de tonalidades. Son los detalles que aportan calidez a esta cocina pequeña pero perfecta.
Presupuesto
Esta reforma costó unos 18.000 €.