Los propietarios de esta cocina en plena campiña son unos apasionados de lo provenzal. El blanco y el azul, los dos colores básicos de este estilo, están muy presentes en la estancia. La vitrina, la alacena y parte de la vajilla en blanco se combinan con las paredes y la otra mitad de platos y tazas cerámicos en azul oscuro.
Una isla con encimera forrada de baldosas hidráulicas permite trabajar de cara al comedor, fomentando el diálogo, la conversación mientras se cocina. La zona de office está formada por una amplia mesa tocinera -la mesa tradicional de las casas campesinas, la que se usaba para preparar los embutidos- y sus sillas de aspa.
El resultado es una cocina rústica espectacular. Y acorde con la naturaleza que la rodea. Sus propietarios, orgullosos de ella, agradecen especialmente el trabajo que realizó su carpintero, Juan Sánchez, que durante largos meses trabajó de manera artesana, “con sierra, cepillo, martillo y formón”, recuerda la propietaria. Y no solo en los muebles de la cocina, sino en la mayoría de las piezas y cerramientos de madera presentes en la casa. Una verdadera obra de artesanía.
¿Y tú? ¿Tienes alguna pieza rústica en tu cocina? Cuéntanoslo en los Comentarios de este artículo.