El orden tiene mucho que ver con el espacio. Y no hablamos de metros, sino de ubicación. "Puedes tener muchos cajones pero si hay que dar muchos pasos para usarlos, no te serán útiles". Lo dice Chone de la Sotilla, diseñadora de este proyecto de Deulonder Arquitectura Domèstica, que aplicó esta máxima a todos los rincones de la cocina. Incluso en la isla –de 150 x 64 cm–, que se diseñó por dos motivos: para compensar un espacio muy alargado y para ganar superficie de apoyo y almacenamiento extra. "En el otro lado está la zona de frío, con lo que nos sirve para apoyar las cosas de la nevera, y los interiores son un extra: hay un cajón para el pan, otro para utensilios de repostería, otro para bolsas de congelación...".
Un armario con truco
Pero la isla no es la única pieza que ofrece almacenaje extra, también el armario bajo la placa dominó tiene truco: "Es más ancho de lo que correspondería a un módulo de cocina. Tiene 90 cm: 60 para los cajones de extracción total y 30 para unos armarios con baldas que se abren desde el otro lado de la península". ¿Y cómo se organizan? Bajo la placa, hay un cubertero de 13 cm de alto y dos gaveteros de 26 y 39 cm para la batería. Son cajones de tamaños distintos para adaptarse mejor al contenido y sin embargo, crean una estructura muy armónica. ¿El secreto? "Los cajones siempre coinciden en horizontal porque todos tienen alturas múltiples de 13". Un diseño práctico y muy elegante.
Equipada, sí. Abarrotada, no
¿Cuál es el truco para que esta cocina full-equip colmada de cajones, armarios y mil soluciones de almacenaje no parezca abarrotada? No es mérito de uno solo, sino de varios:
Blanco. El color blanco con acabado laca texturada de los muebles hace que la cocina sea más luminosa y parezca mucho más amplia.
Cristal. Las vitrinas con puertas acristaladas aligeran el espacio, pues eliminan barreras opacas y suman profundidad.
Altura moderada. Los armarios hasta el techo hacen que el espacio se vea mucho más pequeño, sobre todo en cocinas alargadas como esta. Por eso se ha jugado con distintos niveles, e incluso con los colores para romper esta sensación.
Baldas abiertas. Al colocar baldas abiertas en lugar de armarios con puertas la cocina gana amplitud visual.
Sin tiradores. Cuantos menos elementos, mejor. Por eso se han escogido muebles con tiradores integrados. Así los módulos se ven más limpios visualmente.
Los más prácticos
Barra larga con ganchos. Recorre todo el antepecho de la zona de aguas y de trabajo en uno de los laterales. Y sirve para todo: de ella cuelgan tanto utensilios como el rollo de papel de cocina o una cesta con el aceite y la sal.
Separadores en los cajones. Sí, insistimos. Y si lo hacemos es porque son el summum de la practicidad. Y no hablamos solo de los cuberteros, sino también de los separadores para botes de especias o para cuchillos de cocina, por ejemplo.
Cajones de la basura. Se acabó desterrarlos al lavadero o al rincón más recóndito de la cocina. Cuanto más cerca de la zona de trabajo, mejor. Así la tendremos bien a mano. Los cajones extraíbles con módulo especial para los cubos, son ideales.
Electrodomésticos integrados. Cuando van por libre, rompen con la unidad de la cocina. Es mejor integrarlos en columnas junto con armarios y cajones para que formen parte del conjunto.