Dejemos de engañarnos: nuestras cocinas no suelen ser exactamente como las que vemos en las series de televisión o en los programas de súper chefs. Si es así, ¡enhorabuena! Pero, si ni todo tu piso mide lo mismo que esas que todos anhelamos, no pierdas detalle a estos trucos para sacar el máximo partido a las cocinas mini. ¡Empezamos!
Es innegable: la luz amplía. Y ya que lo sabemos, ¡vamos a multiplicarla! Para empezar liberemos al máximo las paredes que quedan justo a la altura de los ojos. Sí, armarios superiores fuera. Y, para compensar la falta de espacio de almacenaje, escoge amplios cajones de extracción total bajo la zona de trabajo y la de fuego. Panela los electrodomésticos para no “cortar” la linealidad del mobiliario.
Magia cromática
Pintar los muebles del mismo tono que las paredes disimula sus dimensiones y hace que la cocina parezca muchísimo más grande. Lo mismo ocurre al revestir el antepecho con el mismo material que se ha utilizado para encimeras u otras superficies. Cuando la cocina está abierta al resto de la casa una muy buena opción es utilizar el mismo suelo para todos los espacios para dar continuidad. Los expertos en interiorismo recomiendan las lamas de madera anchas y largas, pues agrandan visualmente el espacio.
No infravalores nunca el poder de tu cocina. Que sea pequeña no significa que no pueda tener de todo. Si está integrada en el comedor o en el salón la mejor opción es colocar una península o una isla que, además de dividir sutilmente los dos espacios, aportará muchísimos cajones, armarios y superficie de trabajo adicional. ¿Quién dijo que los rincones son inútiles? Con los armarios esquineros de módulos extraíbles aprovecharás hasta el último milímetro. En la pared puedes colocar colgadores o rieles para utensilios, especieros e incluso sartenes o pequeños cazos.