Una isla muy funcional, contigua a la mesa del office, ordena el espacio rectangular de esta cocina y respeta las vistas al mar.
Muy cerca del mar, en una población del Maresme –en la provincia de Barcelona–, se cocina con brisa de mar y azul cielo. La interiorista Clara Valls, encargada del proyecto, creó un espacio sin interferencia ninguna para divisar el extenso paisaje mediterráneo.
Empezó proyectando una isla con falso techo donde se esconden la campana extractora y la iluminación. Las columnas de armarios se ordenaron en los laterales para no entorpecer la visión. La familia propietaria soñaba con una cocina “espectacular, práctica y funcional” y la interiorista lo logró llenando de sentido este espacio rectangular, que ella misma define como “actual e intemporal”. La isla, que integra la placa de cocción, respeta el triángulo de trabajo junto al fregadero y la zona de neveras. Además, dispone de una zona de trabajo, una grifería y grandes armarios caceroleros, algunos con cajones integrados, muy bien equipados.
El material del mobiliario es un lacado de alto brillo en color topo, con la encimera de Silestone blanco norte “para crear contraste y añadir luz”. El blanco aparece también en el zócalo de lamas de madera lacada, que añade un toque cálido. Se ha aplicado pintura plástica decorativa en la parte superior de la pared, con motivos pintados. La mesa del office se ha revestido de parquet laminado, el mismo material del suelo: “así rompíamos la uniformidad del mobiliario, respetando su tonalidad”.
Las sillas con las patas de madera y detalles de acero inoxidable añaden elegancia a esta zona de la cocina, con vistas al mar para disfrutar del sabor exquisito del paisaje.
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