La comunicación circular de sus ambientes –baño, vestidor y dormitorio– facilita el día a día en este espacio pensado para dos.
Cuando se empieza una reforma en una casa, como si de un efecto dominó se tratara, todo parece cambiar radicalmente. Esto fue lo que ocurrió en este baño que, tras las obras, ha quedado integrado en el dormitorio.
El arquitecto Miguel Botella fue el responsable de este cambio en el que el baño, el dormitorio principal y el vestidor mantienen una singular comunicación circular, con la zona de ducha, sanitarios y tocador como núcleo divisor de las tres zonas. “Tiramos la pared que dividía baño y dormitorio y levantamos una estructura que incorpora la ducha y los sanitarios y que sirve de apoyo al tocador”.
Querían espacios integrados, “pero siempre hay zonas que necesitan estar a cubierto –explica Miguel–. También ganamos luminosidad. Me encanta el efecto que produce la luz al pasar de una estancia a otra, y la amplitud que se consigue”. Un efecto que se reforzó con la apertura de una ventana en la pared enfrentada con el espejo del tocador que provoca un efecto rebote muy luminoso. “Bajo esta ventana decidimos colocar la bañera: una pieza exenta de formas cuadradas que recoge toda la luz que entra por el ventanal y con suficiente protagonismo como para presentarla en solitario, incluso los grifos los empotramos en la parte baja de la ventana”, añade el arquitecto. En cuanto al tocador, se diseñó con la intención de transmitir tres sensaciones: luminosidad, por el reflejo de la luz y el uso del cristal blanco sobre la encimera; libertad de movimiento, al estar abierto; y comodidad de uso, por sus dos lavamanos pero con un bajolavabo único, compartimentado para dos”, concluye.