Una completa reforma transformó este baño para ganar amplitud, luz natural y una mayor comodidad.
La planta, estrecha y alargada, y la forma del techo con diferentes alturas marcaron la reforma de este baño. José Luis García Iannini, arquitecto responsable de la firma Liancos Arquitectos, asumió el proyecto con el fin de lograr un espacio más funcional, amplio y luminoso.
“El primer paso fue eliminar los antiguos revestimientos; un alicatado tradicional y un suelo oscuro que empequeñecían el baño. Al pintar las paredes y colocar en el suelo un porcelánico en tono crema, en piezas muy grandes, ganamos metros y claridad”, explica el arquitecto.
El siguiente paso fue cambiar la distribución de algunas zonas y eliminar piezas como la bañera. “Donde ahora está la ducha estaba la bañera. Creamos una zona desahogada, revestida con piedra caliza, y cuya amplitud permitió cerrarla con una puerta de cristal fija, que evita las salpicaduras y no plantea problemas de acceso”.
En el antiguo baño, el espacio central, más ancho, estaba ocupado por el tocador y frente a él, los sanitarios. “Mantuvimos el tocador en su lugar original aunque diseñamos un mueble lacado en blanco, suspendido y con cajones, con la encimera de Silestone. Para iluminar el espejo, y dada la poca altura del techo, colocamos dos pequeños focos de pared. La ubicación del sanitario no me terminaba de convencer, así que lo trasladamos junto a la ventana y en su antiguo emplazamiento colocamos un completo mueble para almacenar toallas”, describe.
Se amplió la superficie de cristal de la única ventana del baño, adaptándola a la forma del techo y con ello se ganó luz natural. “Para prescindir de luz general en el techo, que planteaba problemas de instalación, bajo la ventana hicimos una pequeña candileja que incorpora focos ambientales”, concluye el arquitecto.
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