¿Quién no ha soñado con tomarse un baño relajante en plena naturaleza? En este baño, proyectado por el arquitecto Hugo Torrico, este sueño se hace realidad. Y es que su gran ventana abierta al exterior invita al paisaje a entrar y a convertirse en el gran protagonista.
Para acompañar la claridad natural de este ambiente se ha elegido un mármol travertino romano, que reviste paredes, suelo y encimera. Es un material elegante y a la vez discreto, que no resta protagonismo al exterior.
La zona del tocador se sitúa a la derecha y aprovecha muy bien el espacio, con una encimera volada que se sobrepone a la bañera y que se sitúa “casi en el límite de ella, dibujando una L para ganar metros”, explica Hugo. El lavabo es de una sola pieza, de medidas estándar, que se rehunde “para dar más sensación de dimensión”.
El tocador suspendido resulta más ligero y, para guardar, bastan unas cestas de fibras que añaden un toque fresco: “Este tipo de lavamanos permite que puedas ir renovando las piezas auxiliares, y así el baño se va actualizando”, explica el arquitecto.
La bañera situada debajo del gran ventanal es, sin duda, la pieza clave sobre la que se enmarca el paisaje. Una mampara de cristal separa la bañera de la ducha, que dispone de una hornacina para tener a mano los geles. Aquí, el pavimento es del mismo mármol, aunque con tratamiento arenado para evitar resbalones. Los sanitarios están en un cuarto contiguo sin cerramiento, con paredes pintadas en blanco y un zócalo de madera de wengué.