Más que un baño. Así es este espacio que reúne zona de aseo, vestidor y una zona de tocador convertible en zona de trabajo.
No es solo un cuarto de baño, cuenta Esteban Becerril, arquitecto de esta vivienda: “Buscamos, también, un espacio para vivir con un vestidor, zona de estar o, incluso, con despacho. Por ello incorporamos detalles que lo convirtieran en una estancia más de la casa en la que sentirse muy a gusto”. Esta premisa fue la que llevó al arquitecto a conjugar revestimientos cálidos, como la madera de ipé para algunas zonas del suelo o para el bajolavabo, con otros más fríos pero en tonos acogedores, como la piedra en color wengué y crema para las zonas más expuestas al agua. También las puertas decoradas con papel de arroz, la alfombra o el gran puf central suman calidez, y se contraponen a los espejos, el cristal y la porcelana de los sanitarios.
La distribución de las distintas zonas se hizo en función de la luz natural. La bañera, una pieza encastrada en una estructura de madera, se dispuso bajo uno de los grandes ventanales que permite disfrutar de la vista del monte. Los sanitarios se situaron tras la bañera y a salvo por una mampara de cristal al ácido, una solución que da privacidad y convierte el baño en zona de estar al ocultarlos de la vista. En perpendicular a la bañera, se colocó una encimera de piedra, de una sola pieza, que acoge en un lado el lavamanos, con un espejo retroiluminado, y en el otro extremo y bajo el segundo ventanal, “una zona de tocador perfecta para maquillarse, escribir, o para improvisar un rincón de trabajo”, explica el arquitecto. Frente a ella, se abre paso un gran vestidor que combina una puerta corredera de espejo con otra de cuarterones. “Él recoge la esencia del baño: funcionalidad y calidez”, finaliza.
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