Pero quizás el cambio más efectivo sea el de la pintura de las paredes. Porque el tono de "la caja" lo cambia todo. Este año siguen estando en el top el blanco, el gris y el azul. Pero también ha entrado con fuerza el verde y el marrón. La luz natural que reciba el baño y los metros cuadrados de que dispongas te harán elegir uno u otro, y por supuesto su intensidad. Deja el blanco, el gris y el azul (en sus tonos más claros o combinados con azulejos blancos) para baños pequeños: les darás aire, frescura y parecerán crecer.
Y si buscas cambiar la percepción del espacio, apuesta por dos tonos de un mismo color en vez de uno solo. Pintando las paredes opuestas, cada una con un tono distinto, lo conseguirás. Un truquillo que nunca falla.