Una buhardilla diáfana fue el punto de partida de este espectacular baño. “El objetivo fue reconvertir el espacio en un amplio baño que incluyera un vestidor, y además, el dormitorio”, cuenta Juan De Diego Zuazo, arquitecto responsable de la reforma.
La ambientación es cálida, como de sauna islandesa, en piedra y madera. La madera es de merbau, de ipé -ambas maderas tropicales muy resistentes a la humedad- y de nogal; la piedra, caliza.
Entre el vestidor y el baño se habilitó un pequeño distribuidor que da acceso, a mano izquierda, al dormitorio de sus propietarios, que ocupa un espacio independiente. “En este pasillo distribuidor, se optó por forrar las paredes con piezas de tarima de merbau, una madera tropical especialmente indicada para zonas húmedas y a la que no se aplicó ningún tipo de tratamiento específico. La colocación de las piezas en el suelo y en las paredes compone una imagen simétrica de listones horizontales, lo que crea un efecto de profundidad”, explica el arquitecto. Además, al cerrar la puerta del vestidor, ésta queda totalmente integrada con la pared y el suelo, sin cortes.
El centro del baño se ha revestido también con madera de merbau y alrededor se ha colocado la piedra caliza. La otra madera que predomina es la de ipé, que reviste la pared de la zona de aguas. Solo en el mueble bajolavabo se prescindió del ipé en favor del nogal. “El ipé es demasiado duro para trabajar con él, mientras el nogal, pese a su veta muy marcada, da un resultado perfecto”, asegura el arquitecto. La bañera se ha encastrado en una estructura de ipé bajo el desnivel del techo. “Al principio quise colocarla bajo la entrada de luz, pero algunos problemas técnicos lo impidieron. Tampoco quedaba muy bien dividir el ventanal en dos partes. Así que mantuvimos un único ventanal, que ocupa buena parte del techo, y que da una luminosidad excepcional”, concluye.
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