Si la planta de tu baño es algo estrecha, emplazando la bañera y la ducha en paralelo, conseguirás sacar partido al largo.
Antes de distribuir cada rincón de tu baño, párate a pensar. La luz natural es lo primero que debes aprovechar: opta por situar las dos piezas (bañera y ducha) en el extremo en el que se halla la ventana para que reciban luz e independizarlas del resto de la estancia a través de una mampara de cristal transparente. Otra opción es hacerlo a través de un murete bajo y un cristal fijo en la zona superior. En ambas soluciones el resto de la estancia recibe la luz que proviene de la zona de aguas.
Si quieres, además, crear más comunicación entre ambos espacios, opta por una bañera semiencastrada y una ducha con suelo de lamas de madera, que sirve de antesala a la bañera.
De hecho, sean cómo sean la ducha y bañera, si las pones en paralelo, lo ideal es que la ducha quede a ras de suelo para facilitar el acceso a la bañera.
Poniendo entonces bañera y ducha en un extremo de tu baño, te quedará el lado opuesto para colocar el lavamanos. Si pones debajo un mueble bajolabavo volado, despejarás mucho el espacio (los muebles que llegan al suelo dan más sensación de pesadez), y además, será más fácil limpiar el baño.