Cocinas

Las cocinas con distribución en U pueden ser abiertas, y uno de los laterales delimita el espacio, o cerradas con los tres frentes de mobiliario adosados a paredes. Con ellas se gana superficie de encimera y almacenaje. De nuevo, en el plano con medidas hay que fijarse en las dimensiones del espacio central.

Esta cocina de obra se caracteriza por su imagen depurada y limpia gracias al uso del microcemento que reviste tanto los muebles como el suelo. Y, puesto que este es un material que puede ser un poco frío a la vista, no pueden faltar los complementos en madera y fibra natural. Ahora, si por algo destaca es por su península con banco adosado, también de obra, que permite mayor espacio en el office.

Los muebles de obra en la cocina pueden combinarse con otros fabricados previamente e instalados después en la estancia. Aquí, el mueble bajo la ventana se combina con otro frente hecho a medida y con muebles negros, más modernos. Una combinación muy acertada para conseguir ese estilo rústico actualizado tan en tendencia.  

Como comentábamos al comenzar este artículo, las cocinas de obra también pueden ser modernas si se las combina con los complementos adecuados. Una encimera de mármol puede ser la guinda perfecta para llevar la modernidad a una cocina de obra, especialmente si, además, se añaden otros elementos, como los tiradores en dorado o las puertas del mueble en maderas en tendencia. 

Y así darás a la cocina un look depurado, limpio y acogedor. Aquí, la isla de obra, así como la estructura de los muebles están revestidos de microcemento y decorados con elementos de madera, como la barra adosada que se ha colocado en la isla y que crea una cómoda zona de desayunos.  

Y es que esta cocina de obra respira rusticidad por todos sus costados: desde el mobiliario, al suelo de barro a las vigas de madera recuperadas que decoran su techo. Incluso la campana es de obra, otro de los elementos característicos de este tipo de cocinas y que se heredó de las antiguas casas de campo. 

Las cocinas de obra tienen ese halo a tradición que nos encanta. Y, si además su acabado es blanco, la luminosidad está asegurada. Esta encuentra su punto de personalidad en las puertas, que recuerdan a los muebles de las antiguas casas de pueblo, con sus tachuelas y bisagras en negro y a vista. 

Porque si en las cocinas rústicas lo que prima es la madera si, además, es de obra esta debe ser la protagonista. Para que se luzca, esta cocina se ha revestido por completo con un microcemento con acabado color arena, lo que le aporta un look fresco y cálido al mismo tiempo. Por cierto, ¿te has fijado que el acabado de las vigas y de las puertas de los armarios es el mismo? Es un recurso perfecto para dar unidad al espacio y no saturarlo. 

Una cocina de obra no tiene por qué contar con unos frentes de armario. Si quieres un look algo minimalista y despejado, deja los frentes de los armarios abiertos. Ahora, esta opción es solo para personas ordenadas. Otra opción es utilizar cestas de fibras para guardar los distintos utensilios y acceder a ellos cómodamente, como si de un cajón se tratara. Además, usando este cálido material se contrarresta la frialdad del microcemento. 

Las cocinas de obra se caracterizan por ser construidas en la misma estancia. ¿Y los frentes? Ahí es donde podrás tener un poco más de libertad para potenciar ese estilo rústico con puertas en madera al natural, como en esta cocina, o depurar su aspecto para modernizarlo. 

Porque los materiales a la vista, en su aspecto más natural, son típicos del estilo industrial. Así que las cocinas de obra encajan a la perfección en este tipo de decoración en el que los ladrillos vistos, las paredes de hormigón o las instalaciones como las tuberías de ventilación forman también parte de la decoración. Y este efecto adoptado de los lofts neoyorkinos de los años 50 es mayor si el acabado del microcemento es gris. 

Las cocinas de obra tienen su origen en las casas de pueblo, en las que se creaban las cocinas desde cero con materiales de construcción como ladrillos y, después se revestían con azulejos. Hoy en día, estos azulejos han dado paso a materiales más limpios y decorativos, como el microcemento, que permite superficies lisas y sin juntas, aportando un look más actual. 

Los estantes de madera en color blanco aportarán luminosidad y una sensación de amplitud a tu cocina. Nos encanta la idea de colocarlos de dos en dos, uno justo encima de otro, y utilizarlos para colocar tanto cuencos, platos y tazas como algunas plantas o elementos decorativos. 

Nos encantan las cocinas que mezclan muebles de madera con estantes metálicos, dando como resultado un espacio moderno y a su vez rústico. La clave para conseguir un resultado como este consiste en añadir cestos de mimbre o fibras naturales que sirvan tanto para almacenar como para decorar la estancia. 

Los salones con cocinas abiertas no solo se decoran en un estilo actual o contemporáneo. También los más tradicionales y con notas clásicas pueden abrirse a una cocina, que deberá mantener las pautas estéticas de esta tendencia. ¡Todo es posible!

Los salones con cocina abierta no pueden ser menos estilosos que los que tienen la cocina independiente. Es importante que tengas claro el estilo decorativo que quieres para el salón, porque te ayudará a escoger los colores y diseño del mobiliario de cocina. Así que regla número uno de un salón con cocina abierta: pensar en el estilo para diseñar en conjunto los ambientes.

Cuando derribes tabiques con el objetivo de tener un salón con cocina abierta (que seguro se siente más espacioso y conectado) no renuncies a dejar columnas, pilares o vigas a la vista. Son elementos estructurales que ayudan a organizar el espacio.

No nos hemos vuelto locas. Ese "sí, pero no" quiere decir precisamente lo que ves en la imagen. Una cocina que comunica visualmente con el salón, sin puertas de ningún tipo que la delimiten, pero que, en sí, queda en otro plano. No hace falta derribar tabiques, quizá basta con eliminar puertas o abrir vanos y redistribuir ambientes.

Bien con una solución de diseño en barra o bien con una mesa adosada a la isla o península de la cocina. El comedor no actúa como transición, en este caso, sino que ocupa un espacio en la cocina para ceder los metros al estar y que este se sienta más amplio. Podrás ganar hueco para sumar un par de butacas a la zona de asientos.

Tanto si vas a afrontar la reforma para tirar los tabiques y tener un salón con cocina abierta como si la distribución ya es así y vas a redecorar, hay que medir bien. ¡Qué poco amigos somos de los metros! Pero es esencial. Si vas a tirar paredes para ver si realmente se gana espacio y es posible contar con los muebles que quieres que decoren el salón. Y si la distribución ya es abierta, por el mismo motivo. Debes ver qué organización es la más adecuada. Entre salón y cocina ha de quedar un margen despejado.

¿Uno diferente en el salón respecto al de la cocina o prefieres continuidad (efecto secuencia) también en el pavimento? Este hecho también es importante a la hora de decorar el salón con cocina abierta. Tendrás mayor sensación de conexión con el mismo suelo, pero un cambio demarca zonas según su uso y enriquece.

Con una solución a medida es posible decorar el salón con un mueble que se prolongue y alcance la cocina. De esta manera, se fomenta la unidad y conexión entre los dos ambientes. En función de la distribución, ese mueble a medida puede ser el principal de los audiovisuales o uno auxiliar que aporte espacio para guardar, como en este proyecto de la interiorista Pia Capdevila.

Entre salón y cocina. Lo ideal es separar el estar de la zona de trabajo de la cocina. También que el sofá no mire directamente a esta estancia. Así no se asocia una zona de relax a una de trabajo que, en ocasiones durante el día, está en uso y más desordenada. Integrar el comedor a la cocina es la solución perfecta para configurar esa transición.

Es decir, realizar una parte inferior ciega (de obra con ladrillo, placas de cartón yeso o del mismo material que la perfilería del cerramiento) e instalar los cristales en la zona superior hasta el techo. Así el salón gozará de mayor independencia. Para no cerrarlo del todo, crea un pasaplatos o un vano con zona de barra.

Otra regla de oro es que un salón puede seguir teniendo una cocina integrada, aunque esta se delimite con un mueble península, por ejemplo, o un murete bajo que permita incorporar más muebles, tanto en la cocina como en la zona de estar. Incluso, como aquí, se puede adosar un banco con almacenaje que dé servicio a un comedor de reducidas dimensiones. La idea es buscar siempre la distribución que mejor componga y aproveche el espacio.

Salón con cocina integrada pero preservado de ruidos y olores. Sin renunciar a la luz, ni a la sensación de amplitud y continuidad, pero con puertas. De cristal, ligeras y extra decorativas. A la hora de diseñar y decorar el salón, también has de pensar si quieres una solución de este tipo porque el color de su perfilería y el diseño de la puerta condicionará la distribución.

La interiorista añade: "Los muebles bajos son lisos, pero los muebles altos son lacados con molduras para un toque de estilo. La parte alta de las cocinas, normalmente no sufre tanto, por eso pudimos poner puertas lacadas y las de debajo, en cambio, son laminadas"  

"Para mí, la gran reina de la casa es la cocina", cuenta por su parte Rocío, la propietaria. "Nos encanta. En el office cabemos hasta seis personas y nos da la vida. Sobre todo es muy cómoda para cocinar y también nos gusta mucho la zona de desayunos bajo la ventana. ¡Ya no queremos salir!". 

Esta cocina, proyectada por Mengíbar Blanco Estudio, es mini, pero gracias a su cerramiento acristalado, que proyecta visualmente hacia el pasillo y la inunda de luz, y, sobre todo, al pasaplatos multiusos ha ganado mucha amplitud. El pasaplatos, además de llevar luz, comunica la cocina con el comedor y con la barra, que sirve a su vez de superficie de trabajo extra. 

Se puede ser pequeña y no faltarte de nada. Y así es esta cocina blanca proyectada por la decoradora Asun Antó. ¿La clave? Su distribución y su base en blanco, un infalible para espacios pequeños. Y es que las cocinas pequeñas cuadradas como se aprovechan más es con una distribución en "U", como ha hecho aquí Asun, habilitando en uno de los laterales una zona de barra muy práctica. Para no recargar el espacio, ha prescindido de armarios superiores en pro de una balda decorativa y ha reunido la despensa y los electrodomésticos en un frente. 

La decoradora Marta Tobella transformó esta cocina, pequeña y estrecha, gracias a la cristalera y la puerta corredera, que la separa del recibidor y le lleva mucha luz natural. A pesar de ser de planta estrecha, Marta organizó el mobiliario en dos frentes y reservó un espacio de la entrada para colocar una barra perfecta para comidas rápidas. De madera, suma calidez a una cocina de base neutra. 

Esta cocina es muy pequeña, pero la decoradora Bárbara Sindreu le ha sacado el máximo partido con dos claves: abriéndola a la zona de día y tiñéndola en su totalidad en blanco, incluso los electrodomésticos. Además, ha aprovechado los armarios bajos a modo de península para ganar una completa zona de barra, prolongando la encimera de madera. Esta, junto con las baldas, dan la nota cálida a una cocina con un look en blanco.  

El equipo de Hoc Volo aprovechó al máximo el espacio de esta cocina pequeña con una distribución del mobiliario en "U" y abriéndola a la zona de día mediante una barra que hace de separación visual. Sin armarios inferiores, resulta muy ligera y cómoda para meter las piernas. El juego de blanco y negro es atemporal y, a su vez, estiloso. 

A grandes males, grandes soluciones. La interiorista Belén Campos "amplió" esta cocina pequeña abriéndola parcialmente a la zona de día gracias a una barra muy ligera, que la realizó del mismo Silestone de la encimera. Así, dejó parte de la cocina oculta, para que la zona de trabajo no se viera desde el salón, sin renunciar a la luz y ganando sensación de amplitud.  ¿El resultado? Una cocina moderna, pequeña y muy cómoda.

La decoradora Marta Tobella decidió abrir esta cocina pequeña a la zona de día para ganar amplitud y luz. Y, para optimizarla al máximo, planificó el mobiliario en "U", con un completo frente de armarios que integra la despensa y los electrodomésticos. Aprovechó el lateral de armarios bajos para ganar una práctica y versátil zona de barra, superponiendo una encimera de madera que contrasta con el mobiliario en gris veteado y suma calidez. 

Esta cocina es pequeñita, pero la decoradora Marta Prats la resolvió con mucho ingenio. Para llevarle más luz natural, el tabique que la separa del recibidor no llega hasta el techo y se ha cerrado con un fijo de cristal, que priva a la entrada de olores y humo, pero sin restar luz. Y los muebles a modo de península cierran la cocina del estar. La decoradora ha superpuesto una barra de madera para ganar una zona de desayunos. 

Se puede ser pequeñita y muy estilosa. Así lo demuestra esta cocina proyectada por la decoradora Sylvia Preslar, que apostó por un mobiliario de líneas clásicas, con una campana de gran formato y con molduras. Y jugó con el blanco de los muebles y este verde oliva Water Cress de la li´nea Cashmere de Valentine para las paredes. La peni´nsula central se equipó con cajones y bandejas extrai´bles para optimizar el espacio y se prolongó la encimera para ganar una zona de barra para dos. 

Esta cocina parece una solución de tetris. La decoradora Gema Ospital aprovechó la estructura de la escalera para habilitar un frente de armarios que integra los electrodome´sticos, la despensa y el vajillero. Incluso los escalones ma´s bajos sirven de botellero. Y, como no cabía un comedor al uso, prolongó la encimera volada a modo de barra y ahora hace de mesa y superficie de trabajo.

Esta cocina, proyectada por Luderna Design, es pequeñita, pero no le falta de nada. El gran acierto fue abrirla a la zona de día, mediante un cerramiento acristalado en "L" que la llena de luz y le da amplitud. Y se ha ganado una zona de barra de desayunos superponiéndola a la encimera. El mobiliario, en un gris pálido, le da luz y contrasta con la carpintería de madera. 

La decoradora Begoña Susaeta ganó una zona de barra en esta cocina pequeña prolongando la encimera unos cm. Es una solución muy práctica en pocos metros, porque basta con hacerla volar unos 20 cm para que puedan caber bien las piernas. 

Esta cocina blanca es sobria y, a la vez, muy chic y estilosa. El arquitecto Jorge Moser ha apostado por una base neutra, con un mobiliario atemporal y de frentes lisos, que no pasa de moda, y le ha dado estilo con una elección muy cuidada de materiales nobles. Así, en la zona de cocina ha elegido una encimera de mármol blanco, mientras que en la barra ha jugado con un granito negro muy veteado. Esta combinación de materiales y colores se repite en el elegante suelo en damero.  

Esta cocina es pequeña, pero tiene mucho encanto, gracias a su mobiliario con molduras y renovado con pintura, y la propia arquitectura del espacio, con sus techos altos y este bonito arco que da paso a un pequeño rincón de office. Se ha aprovechado el hueco junto a la ventana con una barra plegable que, cuando no se usa, no ocupa espacio. 

Esta cocina es tan pequeña como bien aprovechada. La decoradora Lory Hansen optimizó cada cm útil con dos frentes de armarios y aprovechó la pared del fondo con una pequeña barra de desayunos y para comidas rápidas. Aprovechó los rincones, además, con baldas para complementar el almacenaje. Y gracias al tragaluz que ideó, que lleva luz a la cocina, se atrevió con un mobiliario de un tono topo. Pequeña sí, ¡y estilosa también!

No te decimos que la cambies entera (es una de las partidas más caras en una reforma), pero tal vez sí que puedes pintar los azulejos de la cocina, los frentes de los armarios o, al menos, cambiar los tiradores por otros más modernos. Puedes, incluso, instalar un suelo laminado apto para cocinas. ¡Las posibilidades son muchísimas para revalorizar tu casa!

La cocina dio mucho trabajo: "la movimos porque estaba en un patio interior. Allí pusimos la habitación de invitados porque tendría un uso más esporádico, y sacamos la cocina a la fachada para que la pudiéramos unir al salón comedor". 

Una cocina como esta debía tener una isla: "costó meterla porque la cocina es estrecha, pero lo hicimos –cuenta–. Mide 1,80 x 60 cm y está pensada como superficie de apoyo", dice la interiorista.