Hay parejas que están destinadas a entenderse. Y un sofá blanco y una alfombra de fibras son una de ellas, porque crean un conjunto fresco, relajado y muy natural, sobre todo si la tapicería del sofá es de lino o algodón. Además, un sofá blanco es una opción atemporal que nunca pasa de moda y encaja a la perfección en cualquier tipo de decoración. Y lo mismo ocurre con las alfombras de fibras, que quedan perfectas en decoraciones veraniegas, más informales y frescas, en ambientes campestres o incluso urbanos. Son un comodín que, además, sigue siendo tendencia.

También refrescan
Las alfombras son (también) para el verano
A la hora de elegir una alfombra de fibras, es importante que valores el material. Para el estar, las de yute o de bambú son una muy buena opción, porque aúnan resistencia al desgaste con un tacto agradable. En cambio el sisal, más duradera, es de tacto más áspero.