Ese aparador de madera robusta Es madera "de la buena" y nunca deberíamos renunciar a una pieza como esta. ¡Qué joya tiene tu abuela! Un aparador así se puede poner en el comedor para guardar vajilla, o en el recibidor para dar calidez nada más entrar en casa. Incluso en un rincón del salón. Es, simplemente, maravilloso. Su sofá de cretona ¿Sabes que los sofás estampados son también muy El Mueble ? Si tu abuela tiene uno, suplícale que te lo dé. Un sofá (o una butaca) de cretona, con su estampado de flores tan british, puede hacer más por tu salón de lo que imaginas. Es ¡pura personalidad y estilo romántico! Sillas Thonet, un icono de toda la vida Puede que de pequeña no te dieras cuenta del tipo de sillas de tu abuela, las de toda la vida y resulta que son todo un icono del diseño, como las sillas Thonet. Aunque la versión más conocida es la de rejilla hay muchas variantes y modelos. Mesa, de Maisons du Monde y sillas, en Kenay Home. Ese espejo que ni la mejor tienda de antigüedades Los espejos son decorativos y muchos también son funcionales. Así que el espejo de tu abuela con ese marco espectacular quedaría perfecto en tu salón. ¿O quizás en el recibidor sobre una cómoda? Unas láminas decorativas antiguas Es el detalle más sencillo y fácil para subir el nivel decorativo de cualquier rincón. Busca unas láminas de tu abuela y ponlas en tu estantería. Estas de la foto vienen este mes en un pack con la revista El Mueble . ¡Corre a buscarlas al quiosco! Un papel pintado muy 'Mujercitas' Lo sabemos, no es un mueble, pero si pudieras lo arrancarías de alguna de las paredes de casa de tu abuela. El papel pintado hace ya mucho tiempo que marca tendencia. Y las flores, siguen siendo uno de los motivos protagonistas. Atrévete y cambia por completo el dormitorio, la cocina o el baño. Tan solo tienes que elegir el papel pintado idóneo para que sea un éxito. Silla y papel pintado, de Laura Ashley, en Federica & Co. Un vajillero, la belleza de las cosas pequeñas Este mueble te ayudaría a mantener tu vajilla ordenada y además te quedaría tan bien en la cocina o incluso en el comedor... Una cómoda antigua ¡Siempre funciona! Sabes que podría quedar bien en cualquier rincón de tu casa: Desde el recibidor pasando por el salón hasta en el dormitorio. Te encanta la cómoda de tu abuela y no sabes cómo decirle que la quieres para ti. Si la heredas y quieres renovarla, puedes atreverte con chalk paint o pintura. Un reposapiés al que ahora le ves 'rollazo' Es típico y tópico, pero no mentimos cuando afirmamos que las abuelas cuando ven la tele estiran las piernas sobre el reposapiés o el puf. Puedes llevarte este mueble a tu casa y hacer lo mismo o darle otra función: colocarlo en el recibidor para calzarte y descalzarte o incluso a modo de mesa de centro. Una lámpara de lágrimas, el toque más chic En la época de nuestras abuelas las lámparas araña o de lágrimas estaban presentes en casi todas las casas. A nivel decorativo aportan elegancia y personalidad. Sus floreros y jarrones ¡Que levante la mano quien suspira por los jarrones de su abuela! Es ponerlos en una mesa y que todo cambie y mejore inmediatamente. Su vajilla ¿Dónde vas a encontrar piezas tan delicadas y únicas como las de tu abuela? No tengas miedo a usarlas mezcladas con piezas sueltas, como soperas, platos o jarras de porcelana. Son garantía de que tu mesa quede perfecta. ¡Como tu abuela! Su manta de lana "buena" Se lleva el punto y tener una manta como la de tu abuela hecho de ganchillo le dará personalidad y singularidad a tu salón o tu dormitorio. No habrá otro como el tuyo. Un sofá Chester, pura comodidad y elegancia Ya hace tiempo que le tienes el ojo puesto al sofá de tu abuela. Y es que el existen más de 10 razones por las que amar a un Chester , sin duda, un icono de los sofás que enamora a abuelas y nietas. Sofás, de Home Selects y pufs, de Casa y Campo. Lámpara de techo, de Años Luz. Un joyero, el cofre de las cosas bonitas Tu abuela guarda todas sus joyitas en un joyero y desde pequeña te ha gustado siempre curiosear y probarte sus cosas. Por eso, ese joyero te gusta tanto. ¡Ay las abuelas! Ellas y sus cosas son las mejores del mundo.