El mismo salón en dos estilos: ¿cuál te gusta más?

Este salón demuestra que se puede ser moderno y súper acogedor. ¿La clave para lograrlo? Elegir muebles de madera, pura calidez, y de formas redondeadas, más suaves y envolventes.

Las piezas de diseño como el sofá curvo, las butacas Lady de Cassina o la lámpara de pie de Louis Poulsen combinan a la perfección gracias a la base clara y neutra del salón, en blanco y gris. 

La forma curvada del sofá le resta peso visual y, aunque es grande, parece que disimula algo su envergadura. El tapizado en un color claro también ayuda. Y, además, es la base perfecta para luego actualizarlo con los cojines en función de la época del año. 

Las mesas de centro ponen un toque desenfadado al salón y el gran aparador, de roble alistonado, es la nota más cálida de la decoración. Además, sirve de base para apoyar los cuadros y otros objetos decorativos. 

El color verde de las paredes es, a primera vista, el cambio más evidente en este salón. Y, sin embargo, sigue siendo luminoso, porque tiene mucha luz y está decorado en blanco. Además, el verde (similar al verde hiedra de Bruguer) hace destacar los elementos originales como el arrimadero, las molduras y los ventanales.

El sofá y las butacas de lino son una elección atemporal de la que no te cansarás. Los tapizados claros son perfectos para rebajar el peso de las piezas más voluminosas. Además de la mejor base para dar color con los cojines, que aquí tienen toques mostaza.

Una mesa de centro de madera es otra apuesta que no falla. También lo es poner alguna nota de estilo con piezas antiguas o heredadas, como la mesita de media luna o el espejo dorado. La lámpara de sobremesa con pie tallado y los jarrones y objetos de cristal refuerzan el aire clásico y atemporal de este salón lleno de luz.