Esta soy yo...
Y estas son las primeras lecciones que he aprendido en estas prácticas:
- En una redacción se trabaja mucho. ¡Pero mucho!
- En una redacción se habla mucho. Y se debate mucho, en serio (esta foto o aquella, este titular sí o no, ¿y si le damos una vuelta a este enfoque?, ¡corre, que este tema lo está petando!)
- Y en una redacción ¡se come mucho! Im-po-si-ble ponerse a dieta
Lo sé. 'El diablo viste de Prada' ha hecho mucho daño en el imaginario colectivo sobre el mundo de las revistas. No voy a discutir que Meryl Streep es perfecta para el papel y que el personaje de Miranda Priestley es en cierto modo aterrador (claro que su papel en Big Little Lies también es muy inquietante). Pero nada más. Como mucho es una peli ideal para verla un domingo acurrucada en el sofá.

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Dicho esto, mis meses por la redacción de El Mueble se me han pasado volando.
La redacción de El Mueble
La primera vez que vi la redacción me quedé fascinada. Desde la planta 15 del edificio de RBA se ve el mar. Si un día deciden colocar un sofá, una mesa de centro y una butaca de fibra natural, la redacción se convertiría en un salón con vistas al mar digno de salir en uno de los reportajes de la revista. ¿Adivináis cuál es color de la redacción? Pues sí, ¡es el blanco! Lo único que rompe un poco todo este paisaje idílico es la cantidad de revistas en todas las mesas y el desorden (organizado) de los escritorios. Vamos, ¡que Marie Kondo nos haría tirar todo!
Respecto a mi lugar de trabajo, desde mi escritorio programo los posts que se publicarán en Facebook y Twitter, escribo los artículos de los vídeos, busco fotografías y las optimizo en Photoshop... No tengo tiempo para aburrirme y nunca hago dos cosas igual. Y el día que no estoy en la redacción ¡estoy en la sesión de fotos con Martina Klein!

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El equipo de El Mueble
Aquí hay tomate, pensaréis. A mí lo que me llamó la atención cuando hice la entrevista fue la juventud del equipo y un rollo muy fresco que flota en el ambiente, ¡contagia! Además, como es un espacio abierto, se habla mucho, muchísimo: desde una propuesta hasta un problema y aunque cada uno tiene su manera de hacer a la hora de trabajar, todos aportan entusiasmo y ponen de su parte.
Una pieza más en el engranaje
Ya os hemos contado cómo funciona el día a día de la redacción de El Mueble.
Una vez al mes hacemos la reunión de número donde yo (sí yo, la becaria) también tengo voz y puedo proponer temas. Y eso se lo debo a mi responsable, Aitana (en la foto), editora de la web. Siempre está dispuesta a ayudarme. Y si mi horario se ha acabado me dice que me vaya a casa, que ella lo terminará. Así que no, ella no es Miranda Priestley. No son mis primeras prácticas, por lo que sé que no en todos los lugares ocurre lo mismo. Esta es la primera vez que como becaria me he sentido escuchada. En el equipo escuchan todas las opiniones, aunque no sean las mejores y creo que es importante poder expresar tus ideas y sobre todo a que te animen a hacerlo.

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Siempre hay un pero
De acuerdo. Siempre hay un motivo de queja. Así que os lo confieso: tengo una. Es imposible empezar la operación bikini, mantener la línea o intentar siquiera perder un par de kilos. Cada día, alguien endulza la redacción con mini croissants, ensaimadas y demás delicatessen. Algo que, por mucho que te resistas, siempre acabas picando.
Creo que al final lo echaré de menos. Mientras tanto, ¡salud y por muchos más días más de cruasanes y redacciones!

INSIDE EL MUEBLE
Un día en la redacción de El Mueble