La Fundación Kālida ha contado con el soporte de la arquitectura Benedetta Tagliabue, al frente del estudio Miralles Tagliabue EMBT, y de la arquitecta y diseñadora Patricia Urquiola para dar vida al primero de sus centros de Kālida. La propia Urquiola asegura que fue un honor trabajar mano a mano con Tagliabue, y especialmente para un proyecto como este, pues sostiene que intervenciones como esta ponen de manifiesto la dimensión humana de la arquitectura y el diseño y su capacidad para crear espacios donde las personas se sientan mejor; un objetivo compartido con la filosofía de la fundación.
Médicos, enfermeros, psicólogos, arquitectos e interioristas han trabajado mano a mano para dar forma a este fantástico espacio de encuentro capaz de empoderar a los pacientes de cáncer y a las personas que conviven con la enfermedad desde su entorno más cercano.