Está claro que un capricho, por definición, no te lo puedes dar todos los días, pero... Todos tenemos una pieza deco que se nos ha metido en la cabeza y clavado en el corazón, ¿o no? Ese mueble, lámpara o complemento que piensas que quedaría genial en tu casa, pero que su precio te frena el impulso de salir corriendo a comprarlo. En esta lista de caprichos decorativos que hemos hecho quizás cuente con alguno de los tuyos. ¡Coincidencia! Y si no es así, sentimos haberte creado una necesidad de tres cifras.
No son piezas inaccesibles, pero sí que tienen un precio como para pensárselo dos veces. Pues aquí estamos para inclinar la balanza más hacia el sí:
1. Piensa que te acompañará día a día en tu casa. No es como un bolso o prenda de ropa solo para ocasiones especiales. Por lo que su resultado se rentabiliza mucho más.
2. No se quedará atrás en tus mudanzas, ya que te seguirá de por vida. Y puede ser una pieza de herencia perfectamente, porque son productos de calidad que duran años y años.
3. La mayoría de estos caprichos se realizan artesanalmente, por lo que son piezas únicas. No habrá otra igual.
4. Si pones en una hucha la calderilla que te sobra de ir a la compra o el diseño que no te gastas en algo de ropa de tendencia, a lo largo de los meses te podrá sorprender lo que habrás podido ahorrar. Un truco: pega una foto bonita de tu objeto de deseo en dicha hucha para incentivar la cosa.
5. Estos objetos valen lo que cuestan. U otra forma de decirlo: a veces, lo barato sale caro. En vez de ir cambiando de jarrón cada temporada, tú tendrás EL jarrón. O en vez de ir probando lamparitas de sobremesa que te medio convencen, opta por comprar la definitiva.
Si estas cinco razones no han sido suficientes, puede que ese objeto o mueble no te guste tanto como crees. Y tu, ¿qué capricho deco tienes? ¡Confiesa!