Casas de lectoras: el cálido y acogedor piso de Esther en Sant Just Desvern

El piso tiene 83 m², distribuidos en 3 habitaciones, 2 baños, recibidor, cocina y salón-comedor, más una terraza de 12 m². Está situada en el barrio de Mas Lluhi, en Sant Just Desvern (Barcelona), a dos calles del parque natural de Collserola.

El salón comedor es una de las estancias en las que se aprecia más el estilo que eligió Esther para su casa. "Cuando contacte con Olga, le dije que quería una casa acogedora, atemporal y única", cuenta. "Al trabajar con fibras naturales, es muy fácil que el verde tome protagonismo", añade. Y prueba de ello es el salón comedor, en el que predominan maderas y fibras, además de plantas.

Especial atención debe tener el mueble de la televisión, de madera con acabado rústico, que combina a la perfección con la alfombra de fibras y la mesa nido que tiene de centro.

El salón está conectado con el otro comedor con una puerta corredera. En esta estancia también encontramos fibras, en las sillas, con el respaldo de estilo acapulco, aunque con asiento normal.

"Llevo muchos años viviendo bajo el cielo nublado de Londres", confiesa Esther, por lo que quería que su casa fuera todo lo contrario. Un ejemplo de ello es la naturaleza que se puede encontrar en los detalles, como por ejemplo, la pared del comedor que tiene al lado de la cocina.

Y encimera de color gris oscuro. Es alargada, espaciosa y con mucho almacenaje. El hecho de que esté cerca de una de las puertas a la terraza hace que la luz natural se apodere del espacio.

Y lo complemento con este espejo con marco también de madera y una ropa de cama muy acertada, con tonalidad verdes y textura que recuerda a las de las hojas. Todo ello combina a la perfección con el beige del cabecero y de las cortinas.

Y lo consigue gracias a este fabuloso mueble que combina metal y madera. Ideal para un recibidor, ya que tiene lo necesario: perchas, un banco para sentarse y quitarte los zapatos y sitio para dejarlos. Muy acertada la colocación de cojines para decorar el asiento del banco, además de la cesta de fibras como almacenaje.

"Paso muchísimo tiempo en la terraza, ya que da al suroeste y disfruto de unas maravillosas puestas de sol", confiesa Esther. Y añade: "Tras muchos años viviendo bajo el cielo nublado de Londres, se agradece pasar tiempo fuera, haciendo la fotosíntesis, para mantener los niveles de vitamina D sin suplementos".

¿Cómo la consigue? Con las fibras y el color elegido para las sillas, el verde, que combina perfectamente con la mesa blanca. Y no podía faltar una buena planta, sin olvidarnos de las vistas…