Este ático del barrio de Gràcia de Barcelona poco o nada tiene que ver con el piso con el que se encontró la arquitecta Mar Marcos. "Hicimos una reforma integral. El piso inicialmente estaba compartimentado en infinitas estancias con varios pasillos de distribución que desaprovechaban los metros", recuerda Mar, que añade que en este caso la arquitectura surgió prácticamente sola. "Se trataba de un piso rectangular con el acceso situado en el centro, lo que nos ayudó a separar la zona de noche de la de día con un único distribuidor, que a su vez hacía función de recibidor".
La terraza juega un papel muy importante en la zona de día, que también se modificó para aprovecharla mejor eliminando un anexo donde había una caseta. "Los grandes ventanales, que van de pared a pared de la zona de día, nos permiten una relación directa entre interior y exterior".
Mar explica que con la nueva distribución de la zona de día "conseguimos visuales casi completas de todo el piso. Las puertas correderas nos permitieron compartimentar las distintas zonas".