¿Una vivienda de los años cincuenta sin pasillo? No una, dos. ¿Cómo? Que no se te escape la risa. No es ciencia ficción, sino lo que consiguió esta pareja para ella y sus niños, gracias a la intervención de Meritxell Ribé y Josep Puigdomènech, del estudio Meritxell Ribé-The Room Studio. “Unimos dos pisos de los años 50 y los convertimos en un ático cómodo, contemporáneo y luminoso para una familia con tres hijos pequeños”. ¡Sorpresa!
Por favor, más explicación sobre este asunto de los pasillos, que tantos quebraderos de cabeza genera en los pisos españoles: “Estudiamos a fondo la distribución para crear espacios diáfanos y comunicados, y evitar el efecto espejo que suponía partir de dos pisos simétricos, sin dar ningún metro por perdido”, cuenta Meritxell. Cuando las necesidades requerían disponer de un espacio cerrado, recurrieron a tabiques acristalados, como en el despacho y la cocina. Fantástica solución.
“El propietario nos pidió un despacho junto a la zona de estar desde el que pudiera ver a su familia aunque estuviera trabajando. La solución del cerramiento acristalado es perfecta, ya que permite el paso de la luz y el contacto visual, y al mismo tiempo proporciona el aislamiento necesario para trabajar”, comenta la interiorista.
Hemos nombrado otro de los (maravillosos) puntos fuertes de esta renovada vivienda: la luz. “Los espacios están inundados de la luz que entra por las cuatro fachadas. Le sacamos partido con el color blanco de las paredes y la matizamos con estores y cortinas de lino en ventanas y puertas. También le devolvimos parte del carácter regio que había perdido con el tiempo, sobre todo colocando nuevas molduras en los techos, panelando paredes e instalando puertas con cuarterones”. Éxito asegurado.
En la cocina, se recurrió a una solución contemporánea muy buena para aprovechar metros: “Las puertas correderas permiten cerrar el espacio o abrirlo hacia el comedor y la terraza, según sea necesario. La cocina se organiza en torno a una isla, que permite cocinar con vistas al exterior”.
"Estudiamos a fondo la distribución para crear espacios diáfanos y comunicados"
La zona infantil, como no podía ser de otra manera, es fundamental en la casa, y la buena noticia es que evolucionará junto con sus todavía pequeños inquilinos. Los niños (dos niños y una niña) disponen de un dormitorio para cada uno, y de una sala de juegos y un baño compartidos. “El baño tiene bañera porque todavía es necesaria para los niños, y la sala de juegos está pensada para que se vaya adaptando al paso de los años. En el futuro será más bien una zona de estudio y de reunión con los amigos. Los muebles los hicimos a medida, con estanterías y armarios bajos para guardar los juguetes”.
En el dormitorio principal, otra minirevolución: “Los propietarios nos pidieron expresamente que no hubiera ningún armario”. ¿Y entonces? “Pusimos solo una cómoda y los armarios los situamos en el vestidor contiguo. Como la habitación no es muy grande, prescindimos de cabecero, pero forramos la pared con la misma madera de roble con lamas anchas que pavimenta toda la casa”, explica Meritxell. Detalles sencillos que dan un plus de calidez a una casa que es toda funcionalidad y comodidad. ¡Quien lo diría de un par de pisos con más de sesenta años!