Quien diga que solo valen los flechazos y los amores a primera vista miente. Si nos ocurre en las relaciones de pareja, ¿por qué no nos va a pasar lo mismo con una casa? Y, además, seamos sinceros: el que a priori no es el más entrador, a la larga puede ser el más interesante... Esto mismo le ocurrió a la dueña de lo que hoy es una luminosa y hermosa vivienda (pero antes no lo era): “La primera vez que la vi me pareció que estaba demasiado deteriorada. La segunda vez pensé: si esta casa vuelve a mí será por algo”. Bienaventurados quienes saben escuchar las señales. “Y ahí estábamos mirando el mosaico roto del suelo, imaginando lo bien que quedaría”.
Hasta entonces, la dueña y su familia vivían en un sobreático. “Quería pisar la tierra y recuperar una casa antigua”, una gran apuesta. Apuesta de la que salieron ganadoras, puesto que, con la casa, también cambió su vida. “Nos da una nueva sensación de libertad, aunque está en el centro de Barcelona. Salir a la calle directamente, ver el jardín desde la cocina, el silencio de esta zona...”. Un oasis de calma en medio de la ciudad. Bingo.
Para acometer la reconversión de la vivienda, recurrieron a la decoradora Estrella Salietti. La barcelonesa conservó los arcos y abrió la planta baja con dos grandes puertas correderas acristaladas. Una junto al recibidor y la escalera, bajo la que ubicó la biblioteca, y otra en la cocina. “No tiene armarios altos y es despejada. Como el salón, es cálida y a la vez ligera, con un aire artesanal. La mezcla del gris marengo con el mármol blanco, el parquet de roble grisáceo y el morado del techo es acogedor. Son los tonos que elegimos para la casa”. Aquí, otra ¿intuición? El morado es un color que suele relacionarse con la espiritualidad y el cambio, “es un color que transmite calma”.
En la primera planta, Estrella Salietti creó tres dormitorios, para la propietaria y sus hijas. Anne Ward, del Estudio Apunto, diseñó el banco de lectura de la dueña y sus artesanos hicieron los almohadones y el colchón.
Otra prueba de que en esta casa siguen las señales: “La cama está colocada en diagonal porque duermo mejor hacia el Este. Hice un estudio de feng shui a la casa para ubicar los muebles. Lo cierto es que las visitas suelen decir que se sienten muy a gusto aquí. Si eres feliz en una casa también lo transmites a tus invitados”.
¿Alguna sorpresa? En una reforma así no pueden faltar. La mayor vino al tirar los falsos techos y “encontrar las vigas del salón y las bovedillas del comedor y de mi dormitorio”, recuerda la dueña. Elementos que, por suerte, conservaron.
Dentro de pocos años esta familia que supo dar una segunda oportunidad celebrará el centenario de la casa que les hace sentir libres (y felices). “Es de 1920. Este reportaje será un buen preludio de su aniversario”. Brindemos por ello.