¿Por dónde íbamos? Ah, sí. El piso está reformado y listo para este par de tortolitos. Y aunque en su fantasía proyectan una vejez rodeados de hijos, nietos y una gran casa en el campo, empiezan por el principio: un piso chiquito, apto para su primer presupuesto y su vida de urbanitas empedernidos. ¿A quién le importan los metros cuadrados? Aquí de lo que se trata es de hacerse un nidito y ser felices en él. Algo así es lo que le ocurrió a la joven pareja, que se hizo con este piso antiguo en el centro de Barcelona.