El séptimo cielo. Así llaman los amigos de Carlos Baladía a su casa. La terraza con vistas a Barcelona y al mar, la naturaleza que la rodea y su interior sereno y confortable “son los culpables”, dice el interiorista. Él rehabilitó esta casa de los años 40, en la ladera de la montaña, para sentir la naturaleza, “en un piso me siento encerrado. Gracias al clima mediterráneo disfruto de la terraza todo el día, casi todo el año. Es una prolongación del salón y muy cálida, de madera de iroco, con grandes asientos y rodeada de árboles en macetas de terracota. El patio, más fresco, es perfecto para comer y cenar en verano bajo la glicina”.
Todo por el confort
Carlos abrió ventanales y puertas que comunican el exterior con el interior, que es “compacto, sin zonas muertas y cómodo. Soy un obseso del confort y me encantan los sofás y las chaise longues amplios para estirarte (no hay más que ver la zona de lectura junto a la librería de DM) y la calidez de la madera, en muebles sobrios”. El parquet y el mobiliario que ha diseñado con su firma Baladía & Valklein son de teca, madera que importa desde hace 20 años para su tienda Mercader de Venecia. “Es bella y resistente. Su acabado natural encaja con la base decorativa neutra y con materiales naturales. Viajo mucho y quería una casa donde relajarme”. Los cojines con estampados étnicos, lienzos contemporáneos y exóticas piezas de arte reflejan el gusto por los viajes y el arte de Carlos.
Descansar con vistas a la ciudad
La zona de trabajo de su suite, que integra el vestidor y el baño, está inspirada “en las de habitación de hotel: puse la cama en medio del espacio para poder ver la ciudad desde ella y diseñé un mueble como cabecero y separador del estudio”. También se abre a una terraza con plantas. “La vegetación que rodea la casa y su confort me dan la sensación de estar en un nido protector”.