Exterior e interior se fusionan en esta casa, en la que una equilibrada mezcla de estilos actualiza su arquitectura clásica. Parece mentira que esta casa, rodeada de naturaleza, pueda estar tan cerca del centro de la ciudad. Su situación, lindante a un campo de golf, hace que desde cualquier estancia el verde sea el único color que se divise desde los numerosos ventanales. El chalé cuenta también con su propio jardín, con una agradable terraza para disfrutarlo intensamente. Para que la vivienda se ajustara al máximo a las necesidades de su propietario, fue necesario realizar una pequeña reforma de la que se ocupó Katherine Ríos, encargada también de la decoración.
Plácida y recogida, esta casa cercana a la bulliciosa ciudad es un paraíso de quietud. Katherine Ríos la revistió de materiales naturales y cuidó minuciosamente los detalles. Prueba de ello son las imponentes lámparas o el no menos impresionante techo de madera, que convierte el salón casi en una cabaña en medio del bosque. Toques señoriales suavizados por el blanco de las paredes y por piezas vanguardistas, como la bañera ovalada de la suite, protagonista de excepción de este baño abierto al dormitorio. Blancos, beiges suaves y unos pocos detalles en azul visten de serenidad este reino del descanso.
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