Las 3 claves secretas de estilo de este piso en Barcelona que eran unas tristes oficinas

Estamos al lado del Paseo de Gracia de Barcelona y tenía que notarse. Los propietarios así se lo pidieron a la interiorista Miriam Barrios: querían un aire modernista y clásico. Las molduras sin freno, en paredes y techos, fueron el mejor instrumento que pudo encontrar. A base de "reimaginar" un pasado para este piso, Miriam encontró en las molduras, la carpintería y la combinación de suelos, la manera de darle otra vida a unas oficinas. Clásica, elegante, modernista... Una vida muy parecida a la que seguramente vivieron antes todas estas paredes. 

Ante la imposibilidad de poner una puerta corredera, la interiorista Miriam Barrio se decantó por una puerta plegable que ayuda a separar el salón del comedor, pero también a crear una sola estancia cuando está plegada. 

Otra condición más le pusieron a Miriam: querían una chimenea clásica.Y resultó ser una de las ideas más brillantes de esta casa. Como no tenían la intención de encenderla, se convirtió en una zona de almacenaje extra donde resguardar otro de los secretos de este salón... 

Aunque no lo parece, el sofá del salón también puede hacerse cama, por eso lo hicieron a medida. 

Para tener la ropa de cama en un lugar accesible y cómodo, la interiorista convirtió la chimenea en un armario. Así está bien a mano y escondida. 

Dentro de un espacio con un aire tan clásico y con tanto blanco, los complementos y el color consiguen hacerlo más actual y alegre. El rosa, en diferentes intensidades, fue el tono elegido para dar estos toques imprescindibles.

Y puestos a esconder, también les entraron ganas de esconder la cocina: todo está panelado y sus armarios podrían estar inspirados más en una buena boiserie que en una cocina. Y además está el espejo. “Me encanta ensayar efectos con espejos en lugares atípicos. Tan atípicos como una cocina. Esta especie de vitrina rematada con roble claro deshace la sensación de tubo de este espacio y le da carácter”, nos sorprende Miriam. 

Para que la cocina estuviera aún más camuflada, se integraron todos los electrodomésticos, ¡incluso el microondas! Y para darle un aspecto más clásico, del que presume todo el piso, los frentes de los armarios presumen de unas decorativas molduras. 

Los electrodomésticos que no se pueden integrar en los muebles de la cocina, como el horno, por el calor que emite, se colocaron en una ubicación privilegiada y fuera de la vista. Así, este se ubicó en la isla de la cocina. Por cierto, ¿te has fijado que también esta presume de molduras? 

"Si combinas, zonificas". Así de claro nos lo cuenta Miriam. Jugando con diferentes  diferentes materiales y colocaciones se destacan muchas zonas de la casa. La más espectacular es esta alfombra de cerámica bajo la mesa de comedor, tan necesaria como bonita.

Para que el pasillo no resultara demasiado largo y estrecho, se jugó con la decoración para darle carácter y hacerlo más acogedor. Así, en el techo, se colocaron unas lámparas escultóricas que ayudan a que parezcan más bajos. Además, se añadieron un par de bancos de estilo clásico, dando calidez y carácter. 

Siguiendo con el juego de las molduras de las paredes, en las carpinterías también se apostó por reproducir este estilo clásico. Las puertas, además de mantener el diseño, conservan la altura de las casas clásicas, pero dejando un panel fijo en la parte superior. En la entrada del dormitorio también vemos una alfombra con el pavimento.

La elegancia de los blancos termina en las zonas comunes. En la intimidad Miriam se atrevió con el color. ¡Y cómo! La cantidad de luz que entra por la galería permitía atreverse casi con cualquier tono y Miriam Barrios lo hizo. "Azul galáctico o noche de verano", así define ella este elegante color que navega entre el gris y el azul.

Podemos ir mucho más allá de los clásicos cuarterones. "Con las molduras en espiga se logra un efecto de sombras y volúmenes muy interesante.” Así creó Miriam un cabezal absolutamente inédito.

Estas molduras de la galería son las únicas originales de la casa y, evidentemente, se conservaron y sirvieron de inspiración para el resto.

El color también es protagonista en el dormitorio juvenil, donde las paredes se han pintado de un beige muy especial. Aquí, como en el dormitorio principal, las molduras se han limitado a la pared del cabezal. En este caso, unos cuarterones hasta media pared se han rematado con un pequeño friso a modo de repisa. 

Como tocador o como escritorio, una simple repisa del mismo fondo que el armario aprovecha de la forma más ligera posible este rincón. 
 

Así define este color tan especial Miriam Barrios. Y le añade todavía más delicadeza al combinarlo con un rosa suave y envejecido. 

La interiorista Miriam Barrio, artífice de esta reforma en un piso ubicado en el Paseo de Gracia de Barcelona.